Página 177 - La Educaci

Basic HTML Version

La temperancia y el régimen alimentario
173
se llegaría a apetitos anormales creados por un régimen alimentario
inadecuado.
El té, el café, los condimentos, los dulces y las tortas, son causas
activas de indigestión. La carne también es perjudicial. Su efec-
to naturalmente excitante debe ser argumento suficiente contra su
consumo; y el hecho de que los animales estén casi universalmente
enfermos la hace dos veces reprobable. Tiende a irritar los nervios y
estimular las pasiones, de modo que predominan las tendencias más
bajas.
Los que se acostumbran a un régimen alimentario muy sazonado
y estimulante, descubren al cabo de un tiempo que el estómago no
se satisface con alimentos sencillos. Exige comidas cada vez más
condimentadas, picantes y excitantes. A medida que los nervios se
perturban y el organismo se debilita, la voluntad parece impotente
para resistir al apetito pervertido. La delicada membrana del estóma-
go se irrita de tal modo que no la alivia ni el alimento más excitante.
Se siente una sed que tan solo una bebida fuerte puede calmar.
Es el comienzo del mal lo que debe evitarse. Al instruir a los
jóvenes tiene que explicarse el efecto que trae el apartarse de lo recto,
por poco que parezca. Debe enseñarse al estudiante el valor que tiene
un régimen alimentario sencillo y saludable para impedir el deseo
de estimulantes artificiales. Establézcase desde los primeros años el
hábito del dominio propio. Infundir en los jóvenes el pensamiento de
que deben ser amos y no esclavos. Dios los ha hecho reyes del reino
que hay dentro de ellos y han de tomar posesión del trono asignado
por el cielo. Si se da fielmente esta instrucción, los buenos resultados
se extenderán más allá de los jóvenes mismos. La influencia ejercida
[185]
salvará a miles de hombres y mujeres que están al borde mismo de
la ruina.
El régimen alimentario y el desarrollo mental
La relación del régimen alimentario con el desarrollo intelectual
debe recibir más atención de la que ha recibido hasta ahora. A
menudo, la confusión y el embotamiento mental son el resultado de
errores en el régimen alimentario.
Con frecuencia se arguye que, en la elección del alimento, el
apetito es un guía seguro. Esto sería cierto si se obedecieran siempre