La relación de la vestimenta con la educación
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por obedecer mandatos que no tienen fundamento en la razón, la
comodidad ni la elegancia.
Al mismo tiempo debe enseñarse a los jóvenes a aprender esta
lección de la naturaleza: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo
En el vestido, lo mismo que en todas las demás cosas, tenemos el
privilegio de honrar a nuestro Creador. No solo desea que este sea
limpio y saludable, sino apropiado y modesto.
Se juzga el carácter de una persona por el estilo de su vestido.
El gusto refinado y la mente cultivada se revelarán en la elección de
atavíos sencillos y apropiados. La casta sencillez en el vestir, unida
a la modestia de la conducta, ejercerá una decisiva influencia para
rodear a una joven de una atmósfera de reserva sagrada, que a su
vez será para ella un escudo contra miles de peligros.
Enséñese a las niñas que el arte de vestir incluye la habilidad
de confeccionar sus propios vestidos. Toda joven debe albergar esta
ambición. Es un medio para lograr utilidad e independencia que no
puede permitirse desperdiciar.
Es justo amar la belleza y desearla; pero Dios desea que primero
amemos y busquemos la belleza superior, imperecedera. Las pro-
ducciones más descollantes del ingenio humano no poseen belleza
alguna que pueda compararse a la hermosura de carácter que a su
vista es de “gran precio”.
Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real
tejida en el telar del cielo, el “lino fino, limpio [...] resplandeciente
que usarán todos los santos de la tierra. Se ofrece gratuitamente a
todo ser humano esta vestidura, el carácter inmaculado de Cristo.
Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar aquí.
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Enséñese a los niños que al abrir la mente a los pensamientos
puros y amantes, y al hacer algo útil y amable, se visten con el
hermoso atuendo del carácter de Cristo. Ese traje les dará hermosura
e influirá para que sean amados aquí, y más adelante será su título
de admisión al palacio del Rey. Su promesa es:
“Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos
[225]
Eclesiastés 3:11
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Apocalipsis 19:8
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Apocalipsis 3:4
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