Página 23 - La Educaci

Basic HTML Version

Capítulo 3—El conocimiento del bien y del mal
“Y como ellos no quisieron tener
en cuenta a Dios, Dios los entregó
a una mente depravada”.
Romanos 1:28
.
Aunque creados inocentes y santos, nuestros primeros padres
no fueron puestos fuera de la posibilidad de obrar mal. Dios podía
haberlos creado de modo que no pudieran desobedecer sus reque-
rimientos, pero en ese caso su carácter no se habría desarrollado;
su servicio no hubiera sido voluntario, sino forzado. Les dio, por lo
tanto, la facultad de escoger, de someterse o no a la obediencia. Y
antes de que ellos recibieran en su plenitud las bendiciones que él
deseaba impartirles, debían ser probados su amor y su lealtad.
En el huerto del Edén se hallaba “el árbol de la ciencia del bien
y del mal. [...] Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: “De
todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento
del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”
Dios quería que Adán y Eva no conocieran
[24]
el mal. El conocimiento del mal del pecado y sus resultados, del
trabajo agotador, de la preocupación ansiosa, del descorazonamiento
y la pena, del dolor y la muerte, les fue evitado por amor.
Mientras Dios buscaba el bien del hombre, Satanás buscaba
su ruina. Cuando Eva, al desobedecer la advertencia del Señor en
cuanto al árbol prohibido, se atrevió a acercarse a él, se puso en
contacto con el enemigo. Tan pronto se despertaron su interés y su
curiosidad, Satanás procedió a negar la palabra de Dios, y a insinuar
desconfianza en su sabiduría y bondad. A la declaración de la mujer
con respecto al árbol de la ciencia: “Dijo Dios: “No comeréis de
él, ni le tocaréis, para que no muráis””, el tentador respondió: “No
moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, conocedores del bien y
el mal
19