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La Educación
sus frutos. Se contentan aquí con saber que han puesto en acción
instrumentos benéficos. En el más allá se verá el resultado.
En el cielo se guarda un registro de todo don otorgado por Dios,
que ha guiado a los seres humanos a hacer esfuerzos abnegados. Uno
de los estudios y las recompensas de la escuela celestial consistirá en
descubrir esto en toda su amplitud, contemplar a los que por nuestros
esfuerzos han sido elevados y ennoblecidos, y ver en su historia los
frutos de la aplicación de los principios verdaderos.
Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán un em-
pleo más dulce y verdadero el amor y las misericordias que Dios ha
implantado en el alma. La comunión pura con seres celestiales, la
armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles
de todas las épocas, el vínculo sagrado que une “toda la familia
en los cielos, y en la tierra”, todas estas cosas se cuentan entre las
experiencias del más allá.
Habrá allí música y canto tales como, salvo en las visiones de
Dios, ningún mortal ha oído ni concebido ninguna mente. Y “habrá
cantores y tañedores en ella”. “Estos alzarán su voz, cantarán gozo-
sos por la grandeza de Jehová
“Ciertamente consolará Jehová a
Sion; consolará todas sus ruinas, y cambiará su desierto en un edén
y su tierra estéril en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y
gozo, alabanzas y cánticos
Allí se desarrollará toda facultad y toda aptitud aumentará. Se
impulsarán las mayores empresas, se lograrán las más elevadas aspi-
raciones y se realizarán las mayores ambiciones. Y se presentarán
nuevas alturas a las cuales llegar, nuevas maravillas que admirar,
nuevas verdades que comprender nuevos objetos que despertarán las
facultades del cuerpo, la mente y el alma.
Todos los tesoros del universo serán abiertos al estudio de los
hijos de Dios. Entraremos con inefable deleite en el gozo y en la
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sabiduría de los seres no caídos. Compartiremos los tesoros ga-
nados durante siglos y siglos pasados en la contemplación de la
obra de Dios. Y los años de la eternidad, a medida que transcurran,
seguirán ofreciendo revelaciones más gloriosas. “Mucho más abun-
dantemente de lo que pedimos o entendemos
será para siempre
la espléndida generosidad de Dios para otorgar sus dones.
“Sus siervos le servirán
La vida en la tierra es el comienzo de
la vida en el cielo; la educación en la tierra es una iniciación en los