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La Educación
Entonces pudo apreciar esas palabras. Pudo comprender mejor la
lección que Cristo había dado cuando puso a un niñito en medio de
los discípulos y les dijo que se asemejaran a él. Puesto que conocía
más plenamente tanto su propia debilidad como el poder de Cristo,
estaba listo para confiar y obedecer. Con la fuerza del Maestro, podía
seguirlo.
Y al fin de su vida de trabajo y sacrificio, el discípulo que una
vez estuvo tan poco preparado para ver la cruz, consideró un gozo
entregar su vida por el evangelio, con el único sentimiento de que,
para el que había negado al Señor, morir del mismo modo como
murió su Maestro era un honor demasiado grande.
La transformación de Pedro fue un milagro de la ternura divina.
Es una vívida lección para todos los que tratan de seguir las pisadas
del Maestro de los maestros.
Una lección de amor
Jesús reprendió a sus discípulos, los amonestó y los previno;
pero Juan, Pedro y sus hermanos no lo abandonaron. A pesar de
los reproches, decidieron quedarse con Jesús. Y el Salvador no se
apartó de ellos a causa de sus errores. Él toma a los hombres como
son, con todas sus faltas y debilidades, y los prepara para su servicio
si están dispuestos a ser disciplinados e instruidos por él.
Pero hubo entre los doce uno al cual Cristo, casi hasta el fin de
su obra, no le dirigió claramente ningún reproche.
Con Judas se introdujo entre los discípulos un espíritu de con-
tienda. Al asociarse con Jesús, había respondido a la atracción de su
carácter y su vida. Había deseado sinceramente que se operara en él
un cambio, y había tenido la esperanza de experimentarlo por medio
de la unión con Jesús. Pero este deseo no prevaleció. Lo dominaba la
esperanza del beneficio egoísta que alcanzaría en el reino mundano
que él esperaba que Cristo iba a fundar.
Aunque reconocía el poder divino del amor de Cristo, Judas
no se entregó a su supremacía. Siguió alentando su criterio y sus
propias opiniones, su tendencia a criticar y condenar. Los motivos y
las acciones de Cristo, que a menudo estaban muy por encima de su
comprensión, estimulaban su duda y su desaprobación, y compartía
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sus ambiciones y dudas con los discípulos. Muchas de las disputas