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La Educación
de la siembra. Aquí no hay simulación posible. Los hombres pueden
engañar a sus semejantes y recibir alabanza y compensación por
un servicio que no han prestado. Pero en la naturaleza no puede
haber engaño. La cosecha dicta sentencia de condenación para el
agricultor infiel. Y en su sentido superior, esto se aplica también al
campo de lo espiritual. El mal triunfa aparentemente, pero no en
realidad. El niño que por jugar falta a clases, el joven perezoso para
estudiar, el empleado o aprendiz que no cuida los intereses de su
patrón, el hombre que en cualquier negocio o profesión es infiel a
sus responsabilidades más elevadas, puede jactarse de que mientras
la falta permanezca oculta obtiene ciertas ventajas. Pero no es así; se
engaña a sí mismo. El carácter es la cosecha de la vida, y determina
el destino tanto para esta vida como para la venidera.
La cosecha es la reproducción de la semilla sembrada. Toda
semilla da fruto “según su género”. Lo mismo ocurre con los ras-
gos de carácter que fomentamos. El egoísmo, el amor propio, el
engreimiento, la propia complacencia, se reproducen, y el final es
desgracia y ruina. “Porque el que siembra para su carne, de la carne
segará corrupción; mas el que siembra para el espíritu, del espíritu
segará vida eterna
El amor, la solidaridad y la bondad, dan fruto
de bendición, una cosecha imperecedera.
En la cosecha, la semilla se multiplica. Un solo grano de trigo,
multiplicado por repetidas siembras, cubriría todo un terreno de
gavillas doradas. La misma extensión puede tener la influencia de
una sola vida, y hasta de una sola acción.
¡Qué actos de amor ha inspirado, a través de los siglos, el recuer-
do del vaso de alabastro roto para ungir a Cristo! ¡Cuántas ofrendas
ha ganado para la causa del Salvador la contribución de “dos blancas,
o sea un cuadrante
hecha por una pobre viuda anónima!
Vida por medio de la muerte
La siembra enseña una lección de generosidad. “El que siem-
bra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará
El Señor dice: “Dichosos vosotros los que sembráis junto a
todas las aguas
Sembrar junto a todas las aguas significa dar
dondequiera que se necesite nuestra ayuda. Esto no será causa de