Justicia mediante Cristo, 9 de enero
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
2 Corintios 5:21
.
El Dios de justicia no escatimó a su Hijo... Toda la deuda por las
transgresiones de la ley de Dios fue exigida de nuestro Mediador. Se
requirió una expiación completa. Cuán apropiadas son las palabras de
Isaías: “Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento”. Su vida
fue puesta en “expiación por el pecado”. “El herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados”.
Isaías 53:10, 5
.
Jesús sufrió la pena máxima de la ley por nuestras transgresiones,
y la justicia fue plenamente satisfecha. La ley no es abrogada; no ha
perdido ni una jota de su fuerza. Por el contrario, se yergue en santa
dignidad, la muerte de Cristo en la cruz testifica de su inmutabilidad.
Sus demandas han sido satisfechas, su autoridad mantenida.
Dios no escatimó a su Unigénito. Para mostrar la profundidad de su
amor por los hombres, lo entregó por todos nosotros. “He aquí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Juan 1:29
. Miradlo muriendo
en la cruz. Mirad a Aquel que es igual a Dios mofado y ridiculizado por
la plebe. Miradlo en el Getsemaní, inclinado bajo el peso de los pecados
de todo el mundo.
¿Fue remitido el castigo debido a que era el Hijo de Dios? ¿Fueron
retenidas las copas de ira de Aquel que fue hecho pecado por nosotros?
Sin disminución cayó el castigo sobre nuestro Sustituto divino-humano.
Oigamos su clamor: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desam-
parado?”
Marcos 15:34
. Fue tratado como pecador, para que pudiéramos
ser tratados como justos, para que Dios pudiera ser justo, y sin embargo
el justificador del pecador...
El amor que existe entre el Padre y el Hijo no puede ser descripto.
Es inconmensurable. En Cristo Dios vio la belleza y perfección de
excelencia que mora en sí mismo...
El idioma es demasiado débil para que podamos intentar describir el
amor de Dios. Creemos en él, nos regocijamos en él, pero no podemos
abarcarlo.—
Manuscrito 31, 1911
.
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