Como Cristo en pensamiento, 8 de junio
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo
Jesús.
Filipenses 2:5
.
Dios espera que los que llevan el nombre de Cristo lo representen en
pensamiento, palabra y acción. Sus pensamientos deben ser puros y sus
palabras y acciones nobles y elevadoras, llevando a los que los rodean
más cerca del Salvador.
En la vida del verdadero cristiano no hay nada del yo. El yo está
muerto. No hubo egoísmo en la vida que Cristo vivió en esta tierra.
Llevando nuestra naturaleza, vivió una vida completamente entregada al
servicio de los demás.
“Sed, pues, vosotros perfectos” (
Mateo 5:48
), es la palabra de Dios
para nosotros. Y para que podamos obedecer esta palabra envió a su
Hijo unigénito a esta tierra para que viviera en favor nuestro una vida
perfecta. Tenemos su ejemplo ante nosotros y la fuerza por la cual vivió
esta vida está a nuestra disposición. En pensamiento, palabra y acción
Jesús fue sin pecado. La perfección marcó todo lo que hizo. Él nos
señala el sendero que pisó, diciendo: “Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
Mateo 16:24
.—
The
Review and Herald, 23 de noviembre de 1905
.
No debemos copiar a ningún ser humano. No hay ningún ser humano
suficientemente sabio para ser nuestro criterio. Debemos mirar al hombre
Cristo Jesús que es completo en la perfección de justicia y santidad. Él
es el autor y consumador de nuestra fe. Él es el Modelo. Su experiencia
es la medida de la experiencia que debemos tener. Su carácter es nuestro
modelo. Quitemos, pues, de nuestra mente las perplejidades y dificultades
de esta vida y mirémoslo a él, para que por la contemplación seamos
cambiados a su semejanza. Podemos contemplar a Cristo para buen
propósito. Podemos mirar confiadamente a él, porque es omnisciente.
Al mirarlo y pensar en él, será formado en nosotros, la esperanza de
gloria.—
The Review and Herald, 9 de marzo de 1905
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