El don del habla, 16 de junio
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Salmos
34:13
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El habla es uno de los grandes dones de Dios. Es el medio por el cual
se comunican los pensamientos del corazón. Con la lengua ofrecemos
oración y alabanza a Dios. Con la lengua convencemos y persuadimos.
Con la lengua consolamos y bendecimos, aliviando al alma golpeada y
herida. Con la lengua podemos dar a conocer las maravillas de la gracia
de Dios. Con la lengua también podemos expresar cosas perversas,
hablando palabras que hieren como una víbora.
La lengua es un pequeño miembro, pero las palabras que forma tienen
gran poder... Ha hecho enfrentar nación contra nación y ha causado
guerra y derramamiento de sangre. Las palabras han encendido fuegos
que ha costado mucho extinguir. También han llevado gozo y alegría a
muchos corazones...
Satanás pone en la mente pensamientos que los cristianos nunca
debieran expresar. La réplica mordaz y despectiva, las palabras amargas
y apasionadas, las acusaciones crueles y maliciosas son suyas. ¡Cuántas
palabras se pronuncian que solamente hacen daño a los que las dicen y a
los que las escuchan! Las palabras duras golpean el corazón despertando
sus peores pasiones. Los que hacen el mal con sus lenguas, que siembran
discordia con sus palabras egoístas y envidiosas, entristecen al Espíritu
Santo porque obran contrariamente a Dios...
Cuidad el talento del habla porque es un gran poder para el bien tanto
como para el mal. No podéis ser demasiado cuidadosos con lo que decís,
porque las palabras que emitís muestran qué poder está controlando el
corazón. Si es Cristo quien domina allí, vuestras palabras revelarán la
belleza, la pureza y la fragancia de un carácter modelado y formado
por su voluntad. Pero si estáis bajo la dirección del enemigo de todo lo
bueno, vuestras palabras se harán eco de sus sentimientos.—
The Review
and Herald, 12 de mayo de 1910
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