Página 24 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Remedio seguro para el pecado, 17 de enero
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados
fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si
fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Isaías 1:18
.
Lo que debiera causar el gozo más profundo es el hecho de que Dios
perdona el pecado. Si aceptamos su promesa y abandonamos nuestros
pecados, está listo y dispuesto a limpiarnos de toda injusticia. Nos dará
un corazón puro y la presencia permanente de su Espíritu pues Jesús vive
para interceder por nosotros. Pero ... las cosas espirituales se disciernen
espiritualmente. Una fe viviente, activa y permanente es la que discierne
la voluntad de Dios, la que se apropia de las promesas y se beneficia
con las verdades de su Palabra. No es porque somos justos, sino porque
somos necesitados, imperfectos, descarriados e impotentes por nosotros
mismos por lo que debemos depender de la justicia de Cristo y no de la
nuestra.—
Carta 4, 1889
.
Cuando recibas las palabras de Cristo como si te fueran dirigidas
personalmente, cuando te apliques la verdad a ti mismo como si fueras el
único pecador sobre la faz de la tierra por el cual murió Cristo, aprenderás
a reclamar por fe los méritos de la sangre de un Salvador crucificado y
resucitado...
Muchos sienten que sus defectos de carácter les hacen imposible
hacer frente a la norma que ha levantado Cristo; pero todo lo que deben
hacer los tales es humillarse a cada paso bajo la poderosa mano de Dios...
Cuando él [Cristo] ve a los hombres levantando las cargas, tratando
de llevarlas con mente humilde, desconfiando de sí mismos y confiando
en él, añade a la obra de ellos la perfección y suficiencia de él, y eso es
aceptado por el Padre. Somos aceptos en el Amado. Los defectos del
pecador son cubiertos por la perfección y plenitud del Señor, Justicia
nuestra. Los que con voluntad sincera y corazón contrito se esfuerzan
humildemente para vivir a la altura de los requerimientos de Dios, son
considerados por el Padre con amor compasivo y tierno.—
Ibid
.
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