Página 243 - En los Lugares Celestiales (1968)

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El vivir para otros, 14 de agosto
El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.
Mateo 20:28
.
No debemos vivir para nosotros mismos. Cristo vino a este mundo
para vivir por otros: no para ser servido sino para servir. Si os esforzáis
para vivir como él vivió, estaréis diciendo al mundo: “Contemplad al
Hombre del Calvario”. Por precepto y por ejemplo estaréis conduciendo
a otros en el camino de la rectitud.—
Manuscrito 11, 1885
.
El pecado más difundido que nos separa de Dios y provoca tantos
trastornos espirituales contagiosos, es el egoísmo. No se puede volver al
Señor excepto mediante la abnegación. Por nosotros mismos no podemos
hacer nada; pero si Dios nos fortalece, podemos vivir para hacer bien a
otros, y de esta manera rehuir el mal del egoísmo. No necesitamos ir a
tierras paganas para manifestar nuestros deseos de consagrarlo todo a
Dios en una vida útil y abnegada. Debemos hacer esto en el círculo del
hogar, en la iglesia, entre aquellos con quienes tratamos y con aquellos
con quienes hacemos negocios. En las mismas vocaciones comunes de
la vida es donde se ha de negar al yo y mantenerlo en sujeción.
Pablo podía decir: “Cada día muero”.
1 Corintios 15:31
. Es esa
muerte diaria del yo en las pequeñas transacciones de la vida lo que nos
hace vencedores...
Dios impone positivamente a todos sus seguidores el deber de bene-
ficiar a otros con su influencia y recursos... Al obrar por los demás, se
experimentará una dulce satisfacción, una paz íntima que será suficiente
recompensa... Esto les proporcionará algo más que una recompensa
terrenal; porque todo cumplimiento fiel y abnegado del deber es notado
por los ángeles, y resplandece en el registro de la vida...
Si deseamos disfrutar de la sociedad celestial en la tierra renovada,
debemos ser gobernados aquí por los principios celestiales.—
Joyas de
los Testimonios 1:244, 245
.
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