Página 246 - En los Lugares Celestiales (1968)

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El precioso atributo de la mansedumbre, 17 de agosto
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por
heredad.
Mateo 5:5
.
La mansedumbre es una preciosa característica cristiana. La man-
sedumbre y humildad de Cristo se aprenden sólo llevando el yugo de
Cristo... Ese yugo significa entera sumisión.
El universo celestial contempla una ausencia de humildad y manse-
dumbre del corazón. La exaltación propia, el sentimiento de una impor-
tancia exagerada, hacen al agente humano tan importante ante su propia
estimación que le hacen sentir que no tiene necesidad de un Salvador;
que no necesita llevar el yugo de Cristo. Pero la invitación a cada alma
es: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Mateo
11:29
.
El poder de Dios aguarda ser demandado por nosotros... El puro poder
espiritual es renovado cada mañana y es nuevo cada noche. Redime a los
hombres de la ambición mundanal y expulsa todo egoísmo del alma...
El egoísmo y la ambición han echado a perder muchas vidas... Los
que contemplan a Jesús pierden de vista el yo. Con los ojos de la fe
contemplan al Invisible. Ven al Rey en su belleza y la tierra que está
en lontananza. Practican la economía y manifiestan justicia y rectitud,
mortificando el yo en lugar de exaltarlo...
Debe haber una transformación del ser entero: corazón, espíritu y
carácter... Solamente en el altar del sacrificio y de la mano de Dios,
puede el hombre egoísta y codicioso recibir la tea celestial que le revela
su propia incompetencia y que lo conduce a someterse al yugo de Cristo,
a aprender su mansedumbre y humildad...
Entonces nos pone bajo la guía del Espíritu que nos conduce a toda
verdad, colocando nuestra propia suficiencia en sumisión a Cristo.—
Manuscrito 94, 1899
.
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