Compasión para el misericordioso, 19 de agosto
Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso.
Lucas 6:36
.
La misericordia es un atributo que el agente humano puede compartir
con Dios. Como Cristo lo hizo, así también el hombre puede asirse del
brazo divino y estar en comunicación con el poder divino. Nos ha sido
señalado un servicio de misericordia que realizar por nuestros semejan-
tes. Al cumplir dicho servicio, estamos trabajando juntamente con Dios.
Hacemos bien, por lo tanto, en ser misericordiosos, así como nuestro Pa-
dre en los cielos es misericordioso. “Misericordia quiero, y no sacrificio”
(
Mateo 9:13
) dice Dios. La misericordia es bondadosa, compasiva. La
misericordia y el amor de Dios purifican el alma, embellecen el corazón
y limpian la vida del egoísmo. La misericordia es una manifestación
del amor divino y se muestra en aquellos que, identificados con Dios, lo
sirven reflejando la luz del cielo sobre la senda de sus semejantes ... Los
cristianos, en su trato el uno con el otro, deben ser regidos por principios
de misericordia y amor. Deben utilizar cada oportunidad para ayudar a
sus semejantes en desgracia...
Hay una dulce paz para el espíritu compasivo, una bendecida satis-
facción en la vida de un servicio desinteresado a favor de otros.
El que ha dado su vida a Dios para servir a sus criaturas está ligado a
Aquel que tiene todos los recursos del universo bajo su dominio. Con la
cadena de oro de inmutables promesas, su vida está sujeta a la vida de
Dios. El Señor no lo abandonará en la hora del sufrimiento y la necesidad.
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús”.
Filipenses 4:19
. Y en la hora de necesidad final el
misericordioso hallará refugio en la misericordia del compasivo Salvador
y será recibido por él en las mansiones eternas.—
The Signs of the Times,
21 de mayo de 1902
.
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