El tierno cuidado del pastor, 19 de enero
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento.
Lucas 15:7
.
La bella parábola que presentó Cristo de la oveja perdida, del pastor
que dejó las 99 y fue a buscar la perdida, ilustra el cuidado del gran
Pastor. Él no miró descuidadamente el rebaño del redil, y dijo: “Tengo
noventa y nueve, y me será demasiada molestia ir en búsqueda de la
extraviada; que vuelva y le abriré la puerta del redil y la haré entrar; pero
no puedo ir tras ella”. No ... cuenta y recuenta el rebaño y no duerme
cuando está seguro de que una oveja está perdida. Deja las noventa y
nueve dentro del redil; no importa cuán oscura y tempestuosa sea la
noche, cuán peligroso y desagradable el camino, cuán larga y tediosa la
búsqueda, no se cansa, no vacila, hasta que encuentra a la perdida.
Pero cuando la encuentra, ¿actúa con indiferencia? ¿Llama a las
ovejas y ordena a la extraviada que lo siga? ¿La amenaza y castiga, o la
arrea delante de él, hablando de la amargura, incomodidad y ansiedad
que ha pasado por su causa? No. Coloca sobre sus hombros la oveja
cansada, exhausta y extraviada y vuelve al redil. Su gratitud se expresa
en melodiosos cantos de regocijo, y los coros celestiales responden a la
nota de gozo del pastor. Cuando se encuentra la perdida, el cielo y la
tierra se unen en regocijo y agradecimiento, pues “habrá más gozo en el
cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos
que no necesitan de arrepentimiento”.
Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías
me conocen”.
Juan 10:14
. Así como un pastor terrenal conoce sus ovejas,
así el Pastor principal conoce su rebaño que está esparcido por todo el
mundo... “Y vosotros, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y
yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor”.
Ezequiel 34:31
.—
The Review
and Herald, 23 de agosto de 1892
.
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