Pruebas a lo largo de todo el camino, 16 de septiembre
No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su
corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al
hijo a quien quiere.
Proverbios 3:11, 12
.
Dios lleva a los hombres a los lugares de prueba para ver si confiarán
en un poder más allá y por encima de ellos mismos. El no mira como el
hombre mira. A menudo tiene que desmenuzar las relaciones humanas y
cambiar el orden que el hombre ha planeado, el cual es perfecto en la
opinión del hombre. Lo que el hombre piensa que es para su provecho
espiritual y temporal puede estar enteramente en desacuerdo con la
experiencia que él debe tener a fin de ser un seguidor de Cristo. Su idea
de su propio valor puede estar muy descaminada.
Las pruebas están colocadas a lo largo de todo el camino de la tierra
al cielo. Por eso el camino al cielo es llamado el camino angosto. El
carácter tiene que ser probado, de lo contrario habría muchos cristianos
espurios que mantendrían una limpia apariencia de religión hasta que
sus inclinaciones, sus deseos para hacer su propia voluntad, su orgullo y
ambición, fueran contrariados. Cuando, por la autorización del Señor, les
vienen pruebas agudas, su falta de religión genuina, de la mansedumbre
y humildad de Cristo, los muestra necesitados de la obra del Espíritu
Santo.
El mandamiento de Cristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (
Lucas 9:23
), es
la piedra de toque que revela la calidad de la experiencia. Cuando las
inclinaciones o las esperanzas ambiciosas de un hombre son contrariadas,
muestra el espíritu que lo gobierna...
[Cristo] invita a todos a tomar su yugo y aprender de su mansedumbre
y humildad... Ni uno, sean las que fueren sus supuestas habilidades,
puede soportar el examen de la prueba a menos que sea un estudiante en
la escuela de Cristo.—
The Review and Herald, 23 de octubre de 1900
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