Vivir de acuerdo con la regla de oro, 10 de octubre
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados: perdonad, y seréis perdonados.
Lucas 6:37
.
El deber de todo cristiano está claramente trazado en las palabras:
“No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados;
perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada,
remecida y rebosando”. “Como queréis que hagan los hombres con
vosotros, así también haced vosotros con ellos”.
Lucas 6:37, 38, 31
.
Estos son los principios que haremos bien en fomentar...
Que no rehúsen perdonar a un pecador arrepentido los que en sí
mismos hayan pecado contra Dios. En la misma forma en que traten a
sus semejantes que en espíritu o de hecho los hayan perjudicado y se
hayan arrepentido después, Dios los tratará a ellos por sus defectos de
carácter. El que no demuestre misericordia con sus semejantes no puede
esperar ser amparado por la misericordia de Dios ... Si rehúsa cultivar
esta gracia divina en sí mismo sufrirá los resultados de su negligencia...
Debemos recordar que todos cometen equivocaciones. Aun hombres
y mujeres que han tenido años de experiencia a veces yerran. Pero Dios
no los abandona a causa de sus errores: a cada descarriado hijo o hija
de Adán, les da el privilegio de otra oportunidad. El verdadero seguidor
de Jesús manifiesta un espíritu como el de Cristo hacia su descarriado
hermano. En lugar de hablar condenando, recuerda las palabras: “El que
haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma,
y cubrirá multitud de pecados”.
Santiago 5:20
.
En la iglesia militante siempre habrá hombres que necesitan la res-
tauración de los resultados del pecado. El que en algunos aspectos sea
superior a otro, en otros será inferior al mismo. Todo ser humano está
sujeto a tentación y tiene necesidad de un interés y de una simpatía
fraternales ... Pero sólo los que caminan con Cristo pueden ser verda-
deramente misericordiosos.—
The Signs of the Times, 21 de mayo de
1902
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