Edificando para la eternidad, 25 de enero
Para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios
quiere.
Colosenses 4:12
.
El Infinito, el único que puede producir orden y belleza del caos y
confusión de la oscuridad de la naturaleza, puede subyugar el rebelde
corazón del hombre y poner su vida en conformidad con la voluntad
divina. Su Espíritu puede aplacar el temperamento rebelde...
Día tras día estamos edificando caracteres, y edificamos para la
eternidad. Dios desea que nosotros, en nuestra vida, demos un ejemplo a
la gente del mundo de lo que debiera ser, y de lo que puede ser por la
obediencia al Evangelio de Cristo. Coloquémonos en las manos de Dios
para que nos trate como a él le parezca mejor... “Vosotros sois labranza
de Dios, edificio de Dios”.
1 Corintios 3:9
. Si edificamos en cooperación
con Dios, la estructura que levantamos día tras día crecerá más bella y
más simétrica bajo la mano del Maestro edificador y perdurará toda la
eternidad.
La santificación es una obra progresiva. Es una obra continua que
eleva más y más a los seres humanos.
Cristo nos dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre
que está en los cielos es perfecto”.
Mateo 5:48
. Él es nuestro ejemplo.
Durante su vida terrenal, siempre fue bondadoso y gentil. Su influencia
fue siempre fragante, pues en él moraba el perfecto amor. Nunca era
agrio ni intratable, y nunca transigía con el error para obtener un favor. Si
tenemos su justicia, seremos como él en gentileza, en tolerancia, en amor
desinteresado. Morando en la luz del sol de su presencia, ¿no seremos
ablandados por su gracia?
Honremos nuestra profesión de fe. Adornemos nuestra vida con
bellos rasgos de carácter. La aspereza en el habla y en las acciones no
es de Cristo sino de Satanás. Al aferrarnos de nuestras imperfecciones
y deformidades, ¿haremos que Cristo se avergüence de nosotros? La
gracia de Cristo nos es prometida. Si la recibimos, embellecerá nuestra
vid
.—
The Review and Herald, 14 de enero de 1904
.
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—E. L. C.
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