Página 33 - En los Lugares Celestiales (1968)

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En una relación correcta con Dios, 26 de enero
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y
mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Juan 14:23
.
Considerad la relación familiar que Cristo presenta aquí como que
existe entre el Padre y sus hijos. Su presencia y cuidado son permanentes.
Mientras confiemos en el poder salvador de Cristo, todos los artificios
y ardides de la hueste caída no pueden hacer nada para dañarnos. Los
ángeles celestiales están constantemente con nosotros, guiando y prote-
giendo. Dios ha ordenado que tengamos su poder salvador con nosotros
para capacitarnos para cumplir toda su voluntad. Aferrémonos de las
promesas y acariciémoslas momento tras momento. Creamos que Dios
dice exactamente lo que dice.—
The Review and Herald, 7 de enero de
1909
.
Hay una posibilidad de que el creyente en Cristo obtenga una expe-
riencia que será del todo suficiente para colocarlo en correcta relación
con Dios. Cada promesa que está en el Libro de Dios nos hace resaltar
el ánimo de que podemos ser participantes de la naturaleza divina. Esta
es la posibilidad: de descansar en Dios, de creer su Palabra, de efectuar
sus obras; y esto podemos hacer cuando nos aferramos de la divinidad
de Cristo.
Esa posibilidad vale más para nosotros que todas las riquezas del
mundo. No hay nada en la tierra que podamos comparar con ella. Al
aferrarnos del poder que es así colocado dentro de nuestro alcance, reci-
bimos una esperanza tan poderosa que podemos descansar plenamente
sobre las promesas de Dios; y aferrándonos de las posibilidades que hay
en Cristo, llegamos a ser los hijos y las hijas de Dios.—
The Review and
Herald, 14 de enero de 1909
.
Al cristiano se le presenta la posibilidad de realizar grandes conquis-
tas. Puede estar siempre ascendiendo hacia mayores conquistas. Juan
tenía una idea elevada del privilegio de un cristiano. Dice: “Mirad cuál
amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios”... Por
los méritos de Jesucristo, el hombre finito se eleva a la compañía con
Dios y su querido Hijo.—
La Edificación del Carácter y la Formación de
la Personalidad, 20
.
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