Comunión con Cristo, 27 de enero
Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo
Jesucristo nuestro Señor.
1 Corintios 1:9
.
El verdadero cristiano vive con las ventanas del alma abiertas hacia
el cielo. Vive en comunión con Cristo. Su voluntad está conformada a la
voluntad de Cristo. Su deseo máximo es llegar a ser más y más semejante
a Cristo, para que pueda decir con Pablo: “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”.
Gálatas 2:20
.
Ferviente e incansablemente hemos de esforzarnos para alcanzar el
ideal de Dios para nosotros. Hemos de hacer esto no como una penitencia,
sino como el único medio de ganar la verdadera felicidad. La única forma
de ganar paz y gozo es tener una relación viviente con Aquel que dio su
vida por nosotros, que murió para que pudiéramos vivir, y que vive para
unir su poder con los esfuerzos de los que se esfuerzan por vencer.
La santidad es una constante armonía con Dios. ¿No nos esforzare-
mos por ser aquello que Cristo tanto quiere que seamos—cristianos de
hecho y de verdad—para que el mundo pueda ver en nuestra vida una re-
velación del poder salvador de la verdad? Este mundo es nuestra escuela
preparatoria. Mientras estemos aquí, nos encontraremos con pruebas y
dificultades. El enemigo de Dios continuamente procurará apartarnos
de nuestra lealtad. Pero estaremos seguros mientras nos aferremos de
Aquel que dio su vida por nosotros...
En esta escuela inferior de la tierra hemos de aprender las lecciones
que nos prepararán para entrar en la escuela superior, donde continuará
nuestra educación bajo la instrucción personal de Cristo. Entonces él
nos abrirá el significado de su Palabra. En los pocos días de gracia que
nos quedan, ¿no procederemos como hombres y mujeres que buscan la
vida en el reino de Dios, una eternidad de bienaventuranza? No podemos
permitirnos perder el privilegio de ver a Cristo cara a cara, y de oír de
sus labios la historia de la redención.—
The Review and Herald, 16 de
mayo de 1907
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