Página 35 - En los Lugares Celestiales (1968)

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¡Maravillosa gracia! 28 de enero
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.
Efesios 1:2
.
“Gracia ... a vosotros”. Todo lo debemos a la gratuita gracia de Dios.
En el pacto, la gracia ordenó nuestra adopción. En el Salvador, la gracia
efectuó nuestra redención, nuestra regeneración y nuestra exaltación a
ser herederos con Cristo. No porque primero lo amáramos a él, Dios nos
amó a nosotros sino que “cuando aún éramos débiles” Cristo murió por
nosotros... Aunque por nuestra desobediencia merecíamos el desagrado
y condenación de Dios, sin embargo no nos ha abandonado dejándonos
luchar con el poder del enemigo. Ángeles celestiales riñen nuestras
batallas por nosotros, y cooperando con ellos podemos ser victoriosos
sobre los poderes del mal.
Si no hubiéramos caído, nunca hubiéramos aprendido el significado
de esta palabra “gracia”. Dios ama a los ángeles que no pecaron, que
realizan su servicio y son obedientes a todas sus órdenes, pero no les
proporciona gracia a ellos. Esos seres celestiales no saben nada de
gracia, nunca la han necesitado, pues nunca han pecado. La gracia es
un atributo de Dios mostrado a seres humanos indignos. Por nosotros
mismos no la buscamos, sino fue enviada en nuestra búsqueda. Dios se
regocija en conferir su gracia a todos los que la anhelan, no porque son
dignos, sino porque son completamente indignos. Nuestra necesidad es la
característica que nos da la seguridad de que recibiremos este don.—
The
Review and Herald, 15 de octubre de 1908
.
La reserva de la gracia de Dios está esperando la demanda de cada
alma enferma de pecado. Curará toda enfermedad espiritual. Mediante
ella, los corazones pueden ser limpiados de toda contaminación. Es el
remedio evangélico para todo el que cree.—
Manuscrito 75a, 1900
.
Podemos hacer progresos diarios en la senda ascendente a la santidad
y sin embargo encontraremos todavía mayores alturas que alcanzar; pero
cada esfuerzo de los músculos espirituales, cada cansancio del corazón y
el cerebro ponen en evidencia la abundancia de la reserva de la gracia
esencial para que avancemos.—
Manuscrito 20, 1899
.
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