Página 366 - En los Lugares Celestiales (1968)

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La verdad, nuestra salvaguardia, 9 de diciembre
Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad,
allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos
profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
Mateo 24:23, 24
.
En el desierto de la tentación Satanás se presentó a Cristo como un
ángel de las cortes de Dios. Por sus palabras, y no por su aspecto, fue
como el Salvador reconoció al enemigo.—
The Review and Herald, 22
de julio de 1902
.
Se acerca el tiempo en que Satanás obrará milagros ante vuestros
ojos pretendiendo que es Cristo; y si vuestros pies no están firmemen-
te asentados sobre la verdad de Dios, entonces seréis desplazados de
vuestro fundamento. Vuestro único resguardo es escudriñar la verdad
y sus tesoros ocultos. Cavad por la verdad como lo haríais por tesoros
terrenales, y presentando la Palabra de Dios, la Biblia, ante vuestro Padre
celestial decid: Ilumíname; enséñame lo que es la verdad. Y cuando
su Santo Espíritu entre en vuestro corazón, para grabar la verdad en
vuestra alma, no le dejaréis ir fácilmente. Habréis ganado una experien-
cia tal en el escudriñamiento de las Escrituras que cada punto se habrá
fijado.—
The Review and Herald, 3 de abril de 1888
.
Si alguna vez hubo un tiempo en que tuvimos necesidad de fe e
iluminación espiritual, es ahora. Los que están velando con oración
y escudriñando diariamente las Escrituras con el ferviente deseo de
conocer y hacer la voluntad de Dios, no serán extraviados por ninguno
de los engaños de Satanás...
Tenemos necesidad de la verdad en todo punto. La necesitamos no
adulterada con el error, ni contaminada por las máximas, costumbres
y opiniones del mundo. Necesitamos la verdad con todas sus inconve-
niencias. La aceptación de la verdad incluye siempre una cruz. Pero
Jesús dio su vida en sacrificio por nosotros, ¿y no le rendiremos nuestros
mejores afectos, nuestras más santas aspiraciones, nuestro servicio más
pleno?—
The Review and Herald, 25 de agosto de 1885
.
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