Página 367 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Una pausa, 10 de diciembre
Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; él guarda las almas de
sus santos; de mano de los impíos los libra.
Salmos 97:10
.
El Señor está próximo a venir. La maldad y la rebelión, la violencia
y el crimen llenan el mundo. Los clamores de los sufrientes y de los
oprimidos se elevan a él por justicia. En lugar de ser enternecidos por
la paciencia y la tolerancia de Dios, los impíos se están tornando más
obstinados en la rebelión. El tiempo en que vivimos está signado por la
depravación. Las restricciones religiosas son desechadas y los hombres
rechazan la ley de Dios como indigna de su atención. Esta santa ley es
objeto de un menosprecio más que común.
Dios nos ha concedido bondadosamente una pausa. Todo poder que
el cielo nos ha prestado ha de ser empleado en hacer la obra que nos ha
asignado el Señor por aquellos que perecen en la ignorancia. El mensaje
de amonestación ha de ser proclamado en todas partes del mundo. No
debe haber demora. La verdad debe ser anunciada en los lugares oscuros
de la tierra. Se ha de enfrentar y superar los obstáculos. Se ha de hacer
una gran obra, y esta obra se confía a los que conocen la verdad para
este tiempo.
Ahora es el momento de mantenernos asidos del brazo de nuestra
fortaleza. La oración de David debiera ser la oración de los pastores y
laicos: “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley”.
Salmos 119:126
. Lloren los siervos de Dios entre la entrada y el altar,
clamando: “Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio
tu heredad”.
Joel 2:17
.
Dios siempre ha obrado en favor de su verdad. Los planes de los
malvados, los enemigos de la iglesia, están sujetos a su poder y a su pre-
dominante providencia ... La oración mueve el brazo de la Omnipotencia.
El que dirige las estrellas en orden por los cielos, cuya palabra domina
las ondas del gran océano, es el mismo Creador infinito que obrará en
favor de su pueblo si lo busca con f
.—
The Southern Watchman, 7 de
enero de 1908
.
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2—E. L. C.
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