Página 45 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Un sacrificio voluntario, 6 de febrero
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios
en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1
Corintios 6:20
.
¡Con qué fervor Cristo realizó la obra de nuestra salvación! En el
templo y en la sinagoga, en las calles de las ciudades, en los mercados,
en el taller, a la orilla del mar, entre las colinas, él predicó el Evangelio y
sanó a los enfermos...
[Cristo] se prestó voluntariamente para sufrir el castigo del transgre-
sor de su ley. Su amor era su única obligación, y sin una queja soportó
cada tormento y recibió con regocijo cada ultraje que era parte del plan
de salvación.
La de Cristo fue una vida de servicio abnegado, y su vida es nuestro
libro de texto. Tenemos que continuar la obra que él comenzó. Al con-
templar su vida de trabajo y sacrificio, ¿vacilarán los que profesan su
nombre en negarse a sí mismos, tomar su cruz y seguirlo? Él se humilló
a sí mismo hasta lo más profundo para que pudiéramos ser levantados a
las alturas de la pureza, la santidad y la integridad. Se hizo pobre a fin
de poder llenar con la plenitud de sus riquezas nuestras míseras almas.
Sufrió la cruz de vergüenza para que pudiera darnos paz, descanso y
gozo y hacernos partícipes de las glorias de su trono...
¿No deberíamos devolverle a Dios todo lo que él ha redimido, los
afectos que ha purificado y el cuerpo que ha comprado para ser guardados
en santificación y santidad? ...
El verdadero cristianismo difunde el amor en el ser entero. Alcanza
cada parte vital—el intelecto, el corazón, las manos ayudadoras, los
pies—capacitando a los hombres a mantenerse firmemente donde Dios
requiere que estén.
Podemos
revelar la semejanza de nuestro divino Señor. Podemos
conocer la ciencia de la vida espiritual. Podemos glorificar a Dios en
nuestros cuerpos y en nuestro espíritu, los cuales son de él.—
The Review
and Herald, 4 de abril de 1912
.
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