Manteniéndose en la luz del cielo, 4 de marzo
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,
es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
2
Corintios 4:6
.
Se han tomado medidas para que la comunicación entre el Cielo
y nuestras almas sea libre y abierta. El hombre finito puede ponerse
donde los rayos de luz y gloria del trono de Dios le sean concedidos
abundantemente. La luz del conocimiento de la gloria de Dios que
resplandece en el rostro de Jesucristo puede resplandecer sobre él. Él
puede colocarse donde pueda decirse de él: “Vosotros sois la luz del
mundo”. Si no fuera por la comunicación entre el cielo y la tierra, no
habría luz en el mundo. Como Sodoma y Gomorra, todos los hombres
perecerían bajo el justo juicio de Dios. Pero el mundo no ha sido dejado
en las tinieblas. La longánime misericordia de Dios todavía se extiende
a los hijos de los hombres y él desea que los rayos de luz que emanan
del trono de Dios sean reflejados por los hijos de luz...
Es nuestro privilegio estar con la luz del Cielo sobre nosotros. Así
fue como Enoc caminó con Dios. No era más fácil para Enoc vivir una
vida justa de lo que lo es para nosotros en nuestros días. El mundo de su
tiempo no era más favorable para el crecimiento en gracia y santidad de
lo que lo es ahora.
Mediante la oración y la comunión con Dios Enoc pudo escapar
de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.
Estamos viviendo en los peligros de los últimos días, y debemos recibir
nuestra fuerza de la misma Fuente. Debemos caminar con Dios. Se nos
pide una separación del mundo, porque no podemos quedar libres de su
contaminación a menos que sigamos el ejemplo del fiel Enoc...
Los que profesan la religión de Cristo deberían comprender la res-
ponsabilidad que pesa sobre ellos. Deberían darse cuenta que esto es una
obra individual.—
The Review and Herald, 9 de enero de 1900
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