Página 76 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Oración ferviente, 7 de marzo
Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él
vuestro corazón; Dios es nuestro refugio.
Salmos 62:8
.
La oración es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo. El
ojo de la fe ve a Dios muy de cerca y el suplicante puede obtener preciosa
evidencia del amor divino y el cuidado hacia él. Pero, ¿por qué tantas
oraciones no son jamás contestadas? ... El Señor nos da la promesa:
“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro
corazón”.
Jeremías 29:13
. Habla también de algunos que “no clamaron
a mí con su corazón”.
Oseas 7:14
. Tales peticiones son oraciones en la
forma, de labios afuera, que el Señor no acepta...
Se necesita la oración—oración diligentísima, ferventísima, agoni-
zante—una oración como la que ofreció David cuando exclamó: “Como
el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios,
el alma mía”. “Yo he anhelado tus mandamientos”. “He deseado tu
salvación”. “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de
Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo”. “Quebrantada está
mi alma de desear tus juicios en todo tiempo”.
Salmos 42:1
;
119:40,
174
;
84:2
;
119:20
. Este es el espíritu de la oración de lucha, como lo
tenía el salmista real...
Se dice de Cristo: “Y estando en agonía, oraba más intensamente”.
Lucas 22:44
. En qué contraste con esta intercesión de la Majestad del
cielo están las débiles, tímidas oraciones que son ofrecidas a Dios. Mu-
chos se conforman con un servicio nominal, y solamente unos pocos
tienen un sincero, ferviente y afectuoso anhelo de Dios.—
Testimonies
for the Church 4:533-535
.
Vuestras oraciones pueden elevarse con una importunidad que no
admita rechazo. Esto es fe.—
Manuscrito 8, 1892
.
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