Capítulo 13—La lluvia tardía
La obra del espíritu se asemeja a la lluvia
“Y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía”.
En el Oriente la lluvia temprana cae en el tiempo de la siembra.
Es necesaria para que la semilla germine. Gracias a la influencia
de estas lluvias fertilizantes, aparecen los tiernos brotes. La lluvia
tardía, que cae hacia el fin de la temporada, madura el grano y lo
prepara para la siega. El Señor emplea estos fenómenos naturales
para ilustrar la obra del Espíritu Santo
Así como el rocío y la lluvia caen al principio para que la semilla
germine, y luego para que la cosecha madure, se da el Espíritu Santo
para que lleve a cabo a través de sus etapas el proceso del crecimiento
espiritual. La maduración del grano representa la terminación de la
obra de la gracia de Dios en el alma. Mediante el poder del Espíritu
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Santo se ha de perfeccionar en el carácter la imagen moral de Dios.
Debemos ser totalmente transformados a la semejanza de Cristo.
La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra representa
la gracia espiritual que prepara a la iglesia para la venida del Hijo
del hombre. Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no
habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que los primeros
aguaceros hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar
ninguna semilla.—
Testimonios para los Ministros, 506 (1897)
.
A. La aplicación histórica a la iglesia como conjunto
La lluvia temprana vino en Pentecostés en el año 31 d. C.
En obediencia a la orden de Cristo, [los discípulos] aguardaron
en Jerusalén la promesa del Padre, el derramamiento del Espíritu.
No aguardaron ociosos. El relato dice que estaban “de continuo en
el templo, alabando y bendiciendo a Dios”.
Lucas 24:53
. [...]
Ver
Zacarías 10:1
;
Oseas 6:3
;
Joel 2:23, 28
.
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