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Las siete últimas plagas y los impíos
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Bajo las órdenes de Dios, los ángeles son todopoderosos. En una
ocasión, en obediencia a la orden de Cristo, mataron en una noche a
ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército asirio.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 650 (1898)
.
El mismo ángel que había bajado de los atrios celestiales para
librar a Pedro, había sido mensajero de ira y juicio para Herodes. El
ángel hirió a Pedro para despertarlo de su sueño; pero fue con un
golpe diferente como hirió al perverso rey, humillando su orgullo y
haciendo caer sobre él el castigo del Todopoderoso. Herodes murió
en gran agonía mental y corporal bajo el justo castigo de Dios.—
Los
Hechos de los Apóstoles, 123 (1911)
.
Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios
y llenó al país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar
censo del pueblo, un ángel causó la terrible mortandad con la cual
fue castigado su pecado. El mismo poder destructor ejercido por
santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles
malvados cuando él lo permita. Hay fuerzas actualmente listas que
no esperan más que el permiso divino para sembrar la desolación
por todas partes.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos,
672 (1911)
.
Las primeras dos plagas
Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará
sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a
la bestia y a su imagen y reciben su marca.
Apocalipsis 14:9-10
. Las
plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a
Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles extensos
que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación
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final del pueblo de Dios. En el Apocalipsis se lee lo siguiente con
referencia a esas mismas plagas tan temibles: “Vino una plaga mala
y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre
los que adoraban su imagen”. El mar “se convirtió en sangre como de
un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar”.
Apocalipsis
16:2-3
.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 685-686
(1911)
.
Las plagas estaban cayendo sobre los moradores la tierra. Al-
gunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al