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              Eventos de los Últimos Días
            
            
              la “unidad del Espíritu” en el vínculo de la paz, con la pluma y la
            
            
              voz no cesaremos de protestar contra el fanatismo.—
            
            
              The Ellen G.
            
            
              White 1888 Materials, 356-357 (1889)
            
            
              .
            
            
              De aquellos que se jactan de su luz y sin embargo no andan en
            
            
              ella, Cristo dice: “Por tanto os digo que en el día del juicio, será
            
            
              más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. Y tú,
            
            
              Capernaúm [adventistas del séptimo día, que han tenido gran luz],
            
            
              que eres levantada hasta el cielo [en materia de privilegios], hasta
            
            
              el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los
            
            
              milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día
            
            
              de hoy”.—
            
            
              The Review and Herald, 1 de agosto de 1893
            
            
            
            
              La iglesia se encuentra en el estado laodicense. La presencia de
            
            
              Dios no está en su medio.—
            
            
              Notebook Leaflets from the Elmshaven
            
            
              Library 1:99 (1898)
            
            
              .
            
            
              Abuso de poder en la sede central de la iglesia
            
            
              La Asociación General misma está corrompiéndose con equivo-
            
            
              cados sentimientos y principios [...].
            
            
              [46]
            
            
              Los hombres se han aprovechado de los que suponían que esta-
            
            
              ban bajo su jurisdicción. Estaban decididos a que esas personas se
            
            
              sometieran a sus condiciones; querían gobernar a toda costa [...].
            
            
              El poder despótico que se ha desarrollado, como si el cargo
            
            
              hubiera convertido a los hombres en dioses, me hace temer, y de-
            
            
              be producir temor. Es una maldición dondequiera se lo ejerza y
            
            
              quienquiera lo ponga en práctica.—
            
            
              Testimonios para los Ministros,
            
            
              359-361 (1895)
            
            
              .
            
            
              Hay demasiadas responsabilidades pesadas dadas a unos pocos
            
            
              hombres, y algunos no hacen de Dios su consejero. ¿Qué saben estos
            
            
              hombres de las necesidades de la obra en los países extranjeros?
            
            
              ¿Cómo pueden ellos saber cómo decidir los asuntos que les son
            
            
              sometidos en procura de información? Les requeriría tres meses
            
            
              a los que están en países extranjeros recibir una respuesta a sus
            
            
              preguntas, aun cuando no hubiera demora en la correspondencia.—
            
            
              Testimonios para los Ministros, 321 (1896)
            
            
              .
            
            
              Día. La duda que ella expresó aquí nunca se repitió durante los restantes 26 años de su
            
            
              vida.
            
            
            
              Los comentarios entre corchetes pertenecen a Elena G. de White