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Eventos de los Últimos Días
obreros que no tengan de qué avergonzarse. Que nadie se imagine
que no tiene necesidad de estudiar porque no debe predicar en el
púlpito sagrado. No sabéis qué puede Dios requerir de vosotros.—
Fundamentals of Christian Education, 217 (1893)
.
Muchos adventistas rechazan obstinadamente la luz
En las iglesias [adventistas del séptimo día] habrá una mani-
festación maravillosa del poder de Dios, pero no obrará en favor
de aquellos que no se han humillado ante el Señor ni abierto la
puerta del corazón mediante la confesión y el arrepentimiento. En
la manifestación de ese poder que ilumina la tierra con la gloria de
Dios, sólo verán algo que en su ceguera considerarán peligroso, algo
que despertará sus temores, y se afirmarán para resistirlo. Debido
a que el Señor no actúa de acuerdo con sus ideas y expectativas,
se opondrán a la obra. “¿Por qué—dicen—no debiéramos nosotros
conocer al Espíritu de Dios, cuando hemos estado en la obra por
tantos años?”—RH Extra, 23 de diciembre de 1890.
El mensaje del tercer ángel no será comprendido por aquellos
que se niegan a caminar en su gloria creciente, y los tales llamarán
una luz falsa a la luz que iluminará la tierra con su gloria.—RH, 27
de mayo de 1890.
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La mayoría de los no adventistas rechazarán la amonestación
Muchos de los que oigan el mensaje—la inmensa mayoría—no
creerán la solemne amonestación. Muchos serán hallados desleales
a los mandamientos de Dios, que son una prueba del carácter. Los
siervos de Dios serán llamados fanáticos. Los ministros aconsejarán
al pueblo a no escucharlos. Noé recibió el mismo trato cuando
el Espíritu de Dios lo impulsaba a dar el mensaje, ya fuera que
los hombres lo oyeran o no.—
Testimonios para los Ministros, 233
(1895)
.
Algunos escucharán esas amonestaciones, pero la gran mayoría
no les prestará atención.—
En Lugares Celestiales, 345 (1897)
.
Los ministros populares, como los fariseos de antaño, airándose
al ver que se pone en duda su autoridad, denunciarán el mensaje
como si viniese de Satanás e incitarán a las multitudes dadas al