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Eventos de los Últimos Días
vocable ha sido pronunciada en el santuario celestial.—
Seguridad y
Paz en el Conflicto de los Siglos, 545 (1911)
.
Cuando la decisión irrevocable del santuario haya sido pronun-
ciada y el destino del mundo haya sido determinado para siempre,
los habitantes de la tierra no lo sabrán. Las formas de la religión
seguirán en vigor entre las muchedumbres de en medio de las cuales
el Espíritu de Dios se habrá retirado finalmente; y el celo satánico
con el cual el príncipe del mal ha de inspirarlas para que cumplan
sus crueles designios, se asemejará al celo por Dios.—
Seguridad y
Paz en el Conflicto de los Siglos, 673 (1911)
.
El trigo y la cizaña crecen “juntamente... hasta la siega”. En el
cumplimiento de los deberes de la vida, los justos serán puestos en
contacto con los impíos hasta el mismo fin. Los hijos de la luz están
esparcidos entre los hijos de las tinieblas para que todos puedan ver
el contraste.—
Testimonies for the Church 5:100 (1882)
.
Cristo declaró que cuando él venga algunos miembros de su
pueblo que lo espera estarán ocupados en transacciones comercia-
les. Algunos estarán sembrando en el campo; otros, recogiendo la
cosecha, y otros, moliendo en el molino.—
Carta 66, 1894
.
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Continúan la incredulidad y los placeres prohibidos
El escepticismo y aquello que se llama ciencia han menoscabado
en gran medida la fe del mundo cristiano en su Biblia. Se aceptan
alegremente errores y fábulas, para que puedan seguir el camino de
la complacencia propia y no sentirse alarmados, porque no procuran
retener a Dios en su conocimiento. Dicen: “Mañana será como hoy
y habrá mucho más abundancia”. Pero en medio de su incredulidad
y placeres impíos, se oye el clamor del arcángel y la trompeta de
Dios...
Cuando en nuestro mundo todo sea actividad febril, inmersa
en la ambición egoísta de ganancia, Jesús vendrá como ladrón.—
Manuscrito 15b, 1886
.
Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unan con el
mundo, viviendo como él vive y compartiendo sus placeres prohibi-
dos; cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de la iglesia; cuando
las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en perspectiva con
muchos años de prosperidad mundana—entonces, tan repentinamen-