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El Evangelismo
¿Esperaremos hasta que los juicios de Dios caigan sobre el
pecador para decirle cómo evitarlos? ¿Dónde está nuestra fe en la
Palabra de Dios?
¿Debemos ver realizadas las cosas anunciadas para creer en lo
que él nos ha dicho? En claros y distintos rayos, nos ha llegado
la luz, enseñándonos que el gran día está “a las puertas”. Leamos
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y comprendamos antes que sea demasiado tarde.—
Joyas de los
Testimonios 3:288, 289 (1909)
.
No erremos el blanco
—No debe haber tiempo inútilmente em-
pleado en esta gran obra. No debemos errar el blanco. El tiempo es
demasiado corto para la realización de la tarea de revelar todo lo que
es menester presentar a la consideración de la gente. Se necesitará
la eternidad para que podamos conocer toda la largura y la anchura,
la profundidad y la altura de las Escrituras...
Al apóstol Juan, en la isla de Patmos, se le revelaron las cosas
que Dios quería que él transmitiera a su pueblo. Estudiad esas reve-
laciones. Ellas contienen temas dignos de nuestra contemplación,
lecciones amplias y abarcantes, que toda la hueste angélica ahora
está procurando comunicarnos. Contemplad la vida y el carácter
de Cristo, y estudiad su obra de mediación. Contienen sabiduría
infinita, amor infinito, justicia infinita y misericordia infinita. Con-
tienen profundidades y alturas, longitudes y anchuras, para nuestra
consideración. Innumerables plumas se han ocupado en la presenta-
ción al mundo de la vida, el carácter y la obra mediadora de Cristo;
sin embargo, cada mente por medio de la cual el Espíritu Santo ha
obrado, ha presentado estos temas con un nuevo enfoque, de acuerdo
con la mente y el espíritu del instrumento humano...
Queremos la verdad tal como está revelada en Jesús, porque
deseamos que el pueblo comprenda lo que Cristo es para ellos,
y cuáles son las responsabilidades que ellos deben aceptar en él.
Como representantes y testigos suyos, necesitamos obtener una plena
comprensión de las verdades salvadoras que se obtienen por medio
del conocimiento experimental.—
The Review and Herald, 4 de abril
de 1899
.
Destacad las verdades especiales
—Estamos bajo la obligación
de declarar fielmente todo el consejo de Dios. No hemos de hacer
menos prominentes las verdades especiales que nos han separado
del mundo, y nos han hecho lo que somos: porque están cargadas