El esfuerzo público
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de intereses eternos. Dios nos ha dado luz con respecto a las cosas
que ahora estan ocurriendo en el último remanente del tiempo, y con
la pluma y la voz hemos de proclamar la verdad al mundo, no en
una forma insípida, carente de espíritu, sino con demostración del
Espíritu y el poder de Dios.—
Testimonios para los Ministros, 478,
479 (1890)
.
Un mensaje adventista del séptimo día
—En este tiempo, cuan-
do estamos tan cerca del fin, ¿llegaremos a ser tan semejantes al
mundo en nuestras prácticas que los hombres miren en vano para
encontrar a los que se denominan pueblo de Dios? ¿Venderá alguien
nuestras características peculiares como pueblo escogido de Dios
por alguna ventaja que el mundo pueda dar? ¿Se buscará el favor
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de los que infringen la ley de Dios, como si fuera de gran valor?
¿Supondrán aquellos a quienes el Señor denomina su pueblo que
existe algún poder más alto que el gran yo soy? ¿Trataremos de
borrar los puntos de fe que nos distinguen y que nos han hecho
adventistas del séptimo día?
Nuestra única seguridad consiste en permanecer constantemente
en la luz del rostro de Dios.—
Manuscrito 84, 1905
.
Un alentador mensaje de verdad presente
—Ahora, precisa-
mente ahora, hemos de proclamar la verdad presente, con seguridad y
poder. No produzcamos una sola nota dolorosa; no cantemos himnos
fúnebres.—
Carta 311, 1905
.
Convencidos por el peso de la evidencia
—Dios está presen-
tando a las mentes de los hombres divinamente escogidos preciosas
gemas de verdad, apropiadas para nuestro tiempo. Dios ha rescatado
estas verdades de la compañía del error y las ha colocado en la
armazón que les corresponde. Cuando estas verdades sean dadas en
su ubicación correcta en el gran plan de Dios, cuando se presenten
inteligentemente, con fervor y con temor reverencial por parte de
los siervos del Señor, muchos creerán concienzudamente a causa del
peso de la evidencia, sin esperar que toda supuesta dificultad que
pueda surgir en su mente sea quitada.—
Manuscrito 8a, 1888
.
Cautivemos la atención del público
Por métodos extraordinarios
—En las ciudades de nuestros
días, donde hay tantas cosas que atraen y agradan, las personas no