Página 126 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
Decoro en la plataforma, anuncios y preliminares
La dignidad del mensajero
—Se necesita decoro en la plata-
forma. Un ministro del Evangelio no debe ser descuidado en su
actitud. Si es el representante de Cristo, su conducta, su actitud,
sus gestos deben ser de tal carácter que no disgusten al expectador.
Los pastores deben poseer refinamiento. Deben descartar todas las
maneras, actitudes y gestos toscos, y deben estimularse a adoptar la
humilde dignidad del porte. Deben vestirse de una manera adecuada
a la dignidad de su posición. Sus palabras deben ser en todo respecto
solemnes y bien escogidas.—
Testimonies for the Church 1:648, 649
(1868)
.
La conducta en la plataforma
—Pero las cosas erróneas a me-
nudo se traslucen en la plataforma sagrada. Un pastor que conversa
con otro en el proscenio delante de la congregación, que ríe y que
parece no sentir ninguna preocupación por la obra, o a quien le falta
el solemne sentido de su sagrada vocación, deshonra la verdad y
coloca lo sagrado al bajo nivel de las cosas comunes.—
Testimonies
for the Church 2:612, 613 (1871)
.
Una ofensa para Dios
—A veces las asambleas del pueblo de
Dios han sido tratadas con una vulgaridad que ha resultado en una
ofensa para Dios y han privado a su sagrada obra de su santidad y
pureza.—
Carta 155, 1900
.
No perdáis tiempo en pedir disculpas
—Muchos oradores mal-
gastan su tiempo y fuerza en largos preliminares y excusas. Algunos
emplean casi media hora en presentar disculpas: así se pierde tiempo,
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y cuando llegan al tema y tratan de fijar los puntos de la verdad en la
mente de sus oyentes, éstos están cansados y no aprecian la fuerza
de los argumentos.
En vez de pedir disculpas porque va a dirigir la palabra a la con-
currencia, el predicador debe principiar como quien está convencido
de que trae un mensaje de Dios.—
Obreros Evangélicos, 177 (1915)
.
La oración en público
—Las oraciones ofrecidas en público de-
ben ser cortas y directas. Dios no requiere de nosotros que hagamos
tediosos los momentos de culto con largas peticiones... Algunos mi-
nutos son suficientes para una petición común en público.—
Obreros
Evangélicos, 84 (1915)
.