Página 166 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
filo. Pero no os manifestéis demasiado dispuestos a asumir una acti-
tud polémica. Hay ocasiones en que hemos de quedar quietos para
ver la salvación de Dios. Dejad que hablen Daniel y el Apocalipsis,
y digan cuál es la verdad. Pero sea cual fuere el aspecto del tema
que se presente, ensalzad a Jesús como el centro de toda esperan-
za, “la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la
mañana”.—
Testimonios para los Ministros, 118 (1896)
.
De una manera nueva e impresionante
—No permitáis que la
enseñanza se efectúe de una forma seca y abstracta, que ha sido la
manera de enseñar en demasiados casos, mas presentad las verdades
de la Palabra de Dios de una manera nueva e impresionante...
El libro del Apocalipsis debe ser abierto ante la gente. A muchos
se les ha enseñado que es un libro sellado; pero es un libro sellado
únicamente para aquellos que rechazan la luz y la verdad. La verdad
que contiene debe ser proclamada, a fin de que la gente tenga una
oportunidad de prepararse para los acontecimientos que pronto han
de ocurrir. El mensaje del tercer ángel debe ser presentado como la
única esperanza para la salvación de un mundo que perece.—
Carta
87, 1896
.
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Tres mensajes importantes
—El tema de mayor importancia es
el mensaje del tercer ángel que abarca los mensajes del primero y
del segundo ángeles. Todos deben entender las verdades contenidas
en estos mensajes y demostrarlos en la vida diaria, porque esto es
esencial para la salvación. Tendremos que estudiar con fervor y con
oración a fin de comprender estas grandes verdades; y nuestro poder
para aprender y comprender, será esforzado hasta el extremo.—
Carta
97, 1902
.
La profecía como fundamento de nuestra fe
—Los predicado-
res deben presentar la segura palabra profética como fundamento
de la fe de los adventistas del séptimo día. Deben estudiar detenida-
mente las profecías de Daniel y del Apocalipsis, y en relación con
ellas las palabras: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo”.
El capítulo 24 de Mateo me ha sido presentado repetidas veces
como algo a que debe ser atraída la atención de todos. Vivimos hoy
en el tiempo en que las predicciones de este capítulo se están cum-
pliendo. Expliquen nuestros predicadores y maestros estas profecías
a aquellos a quienes instruyen. Excluyan de sus discursos los asun-