Página 169 - El Evangelismo (1994)

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El mensaje y su presentación
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con Cristo así como él es uno con el Padre?. ¿Somos herederos de
Dios y coherederos con Cristo? ¿Estamos trabajando en sociedad
con Cristo?—
Manuscrito 32a, 1896
.
Enseñad lecciones acerca de Cristo
—El apóstol presenta un
solemne cometido a cada ministro del Evangelio. Los insta delante
de Dios y del Señor Jesucristo, que han de juzgar a los vivos y a
los muertos, a predicar la Palabra, sin manifestar preferencia por las
profecías y las partes argumentativas de las Escrituras, sino por las
lecciones principales y más notables que son las que nos ha dado
Jesucristo mismo.—
Manuscrito 13, 1888
.
Dosificad la verdad sin oscurecerla
El alimento más sólido no es para los infantes
—Preséntese la
verdad como es en Jesús, línea sobre línea, precepto sobre precepto,
aquí un poco y allá otro poco. Hablad del amor de Dios en palabras
fáciles de comprender. La verdad bíblica, presentada con la humildad
y el amor de Jesús, tendrá una notable influencia sobre muchas
mentes.
Muchas almas están hambrientas del pan de vida. Su clamor
es: “Dadme pan; no me deis una piedra. Es pan lo que necesito”.
Alimentad a estas almas que perecen, que se mueren de hambre.
Recuerden nuestros predicadores que el alimento más sólido no ha
de ser dado a los infantes que no conocen los primeros principios
de la verdad como la creemos. En toda época el Señor ha tenido
un mensaje especial para el pueblo de ese tiempo; de manera que
nosotros tenemos un mensaje para el pueblo en esta época. Pero
cuando tenemos muchas cosas que decir, podemos vernos obligados
a retener algunas de ellas por un tiempo, porque la gente no está
preparada para recibirlas ahora.—
The Review and Herald, 14 de
octubre de 1902
.
Preparad el terreno antes de sembrar la semilla
—Al trabajar
en un campo nuevo, no creáis que es vuestro deber decir en seguida a
la gente: Somos adventistas del séptimo día; creemos que el séptimo
día es el día de reposo; no creemos en la inmortalidad del alma.
Esto levantaría a menudo una formidable barrera entre vosotros y
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aquellos a quienes quisierais alcanzar. Habladles, cuando tengáis
oportunidad, de puntos de doctrinas acerca de los cuales podéis