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El Evangelismo
estar de acuerdo con ellos. Espaciaos en la necesidad de la piedad
práctica. Dadles evidencias de que sois cristianos, que deseáis la
paz, y que amáis sus almas. Dejadles ver que sois concienzudos.
Así ganaréis su confianza; y luego habrá bastante tiempo para las
doctrinas. Ganad el corazón, preparad el terreno, y luego sembrad
la semilla, presentando en amor la verdad tal cual es en Jesús.—
Obreros Evangélicos, 125, 126 (1915)
.
Cuidad de no cerrar los oídos de los oyentes
—Anoche, en mis
horas de sueño, me pareció estar en una reunión con mis hermanos,
escuchando a Uno que parecía hablar con autoridad. Dijo: “Muchas
almas asistirán a esta reunión, las cuales ignoran honradamente las
verdades que serán presentadas ante ellas. Escucharán y se interesa-
rán, porque Cristo las está atrayendo. La conciencia les dice que lo
que escuchan es cierto, pues tiene la Biblia por fundamento. Debe
ejercerse el mayor cuidado al tratar con estas almas”.
Al principio no presentéis a la gente los rasgos de nuestra fe que
despiertan más objeciones, no sea que cerréis los oídos de las per-
sonas para quienes estas cosas llegan como una revelación. Séanles
presentadas porciones tales como para que las puedan comprender y
apreciar; aun cuando el mensaje parezca extraño y alarmante, mu-
chos reconocerán con gozo la nueva luz que se proyecta sobre la
Palabra de Dios, en tanto que si la verdad fuera presentada en tan
grande medida que no pudieran recibirla, algunos se apartarían y
nunca volverían. Más aún, representarían falsamente la verdad.—
Boletín de la Asociación General, 25 de febrero de 1895
.
Un poquito aquí y otro poquito allí
—Los que han sido edu-
cados en la verdad por precepto y ejemplo deberían tener muy en
cuenta a los que no han tenido conocimiento de las Escrituras a
no ser por medio de las presentaciones dadas por los pastores y
miembros de iglesia, y quienes han recibido tradiciones y fábulas
como verdades bíblicas. Esas personas quedan sorprendidas por la
presentación de la verdad que es como una nueva revelación para
ellas, y no pueden soportar toda la verdad, en su aspecto más notable,
cuando les es presentada desde el mismo comienzo. Todo es nuevo
y extraño, y muy diferente de lo que habían escuchado de sus minis-
tros, y se sienten inclinados a creer lo que los ministros les habían
dicho, que los adventistas son infieles y no creen en la Biblia. Pre-