Página 176 - El Evangelismo (1994)

Basic HTML Version

172
El Evangelismo
dor que es controlado por el espíritu de Dios tiene una dignidad
sagrada y sus palabras poseen un sabor de vida para dar vida. No se
introduzcan en el discurso ilustraciones o anécdotas inapropiadas.
Que las palabras que se pronuncian sean para la edificación de los
oyentes.—
Carta 19, 1901
.
Las ilustraciones que Cristo usó
—[Cristo] variaba sus men-
sajes de misericordia para adaptarlos a su auditorio. Sabía “hablar
en sazón palabra al cansado”, porque la gracia se derramaba de sus
labios, a fin de inculcar en los hombres los tesoros de la verdad de la
manera más atrayente. Tenía tacto para tratar con los espíritus llenos
de prejuicios, y los sorprendía con ilustraciones que conquistaban
su atención.
Mediante la imaginación, llegaba al corazón. Sacaba sus ilustra-
ciones de las cosas de la vida diaria, y aunque eran sencillas, tenían
una admirable profundidad de significado. Las aves del aire, los li-
rios del campo, la semilla, el pastor y las ovejas, eran objetos con los
cuales Cristo ilustraba la verdad inmortal; y desde entonces, siempre
que sus oyentes veían estas cosas de la naturaleza, recordaban sus
palabras. Las ilustraciones de Cristo repetían constantemente sus
lecciones.—
El Deseado de Todas las Gentes, 219 (1898)
.
Rebajar el mensaje
—No queremos perder de vista la santidad
peculiar de esta misión de ministrar la palabra y la doctrina a la gente.
Es la obra del pastor la de hablar las palabras de verdad a la gente,
la verdad solemne y sagrada. Algunos forman el hábito de relatar
anécdotas en sus discursos, las cuales tienen la tendencia a divertir y
quitar de la mente de los oyentes el carácter sagrado de la Palabra
que están impartiendo. Tales personas deberían considerar que no
[156]
están dando a la gente la Palabra del Señor. Demasiadas son las
ilustraciones que no tienen una influencia correcta; empequeñecen la
sagrada dignidad que siempre debe ser mantenida en la presentación
de la Palabra de Dios a la gente.—
The Review and Herald, 22 de
febrero de 1887
.
Alimento inferior
—Hay hombres que se presentan en el púlpito
como pastores, profesan alimentar el rebaño, mientras las ovejas
están pereciendo por falta del pan de vida. Hay discursos largos y
fastidiosos, mayormente compuestos de relatos y anécdotas; pero
los corazones de los oyentes no son tocados. Los sentimientos de
algunos pueden resultar conmovidos, pueden derramarse algunas