Página 200 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
nosotros y nuestras familias sufriremos. Hacerlo es manifestar falta
de fe en Dios. “Vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas
habéis menester”, dice el Salvador. Si estudiáramos la Palabra más
fielmente, creceríamos en fe.—
Manuscrito 83, 1909
.
Es tiempo de extender una mano ayudadora
—Es éste un
tiempo importante para estas localidades donde se ha despertado in-
terés. Un gran número de personas... están en el valle de la decisión.
Conceda el Señor a sus siervos sabiduría para hablar a estas almas
palabras tales que les den coraje para confesar la verdad y rendir a
Dios su voluntad y la entera devoción de su corazón. Oramos por
que el Señor inspire con fe a estas almas que están convencidas de la
verdad de que el séptimo día es el día de descanso del Señor, oramos
por que no consulten con sus propios sentimientos y permitan que el
enemigo los induzca a decidir que el sacrificio es demasiado grande.
Sufrirán pérdida en los asuntos materiales, y la mano ayudadora
no faltará. Muchos preguntan: “¿Cómo podremos mantener a nues-
tras familias? Perderemos nuestras ocupaciones no bien decidamos
observar el séptimo día y no trabajar en sábado. ¿Morirán de ham-
bre nuestras familias?” ¿Qué podemos contestar? La pobreza y la
necesidad se ven en todos lados, y hay almas sinceras qué no saben
qué deben hacer. No se atreven a tomar una decisión, aunque saben
que el séptimo día es el sábado del Señor. Saben que Dios bendijo
el séptimo día y lo apartó para que el hombre lo observe como un
recordativo de la creación de este mundo hecha por Dios en seis días
y de su reposo en el día séptimo.
Se nos aflige el corazón cuando vemos las dificultades que se
alzan como montañas ante estas personas, las perspectivas de escasez
y necesidad para ellas y la posibilidad de que sus hijos pidan sin
recibir. Más de uno dice: “Quiero guardar el sábado, pero en cuanto
avise a mi empleador que he decidido observar el día de reposo, él
me despedirá”. Hay cientos de personas que esperan la oportunidad
de ocupar los puestos que queden vacantes. Esto me aflige mucho.
Todo lo que podemos hacer es animarlos a que tengan fe y orar por
ellos. Algunas veces quisiera tener un millón de dólares, porque
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podría emplear cada uno de ellos en esta obra...
Muchas personas llegan a transgredir abiertamente la santa ley de
Dios, como resultado de su unión, de su acuerdo y de su colaboración
con sus compañeros que son instrumentos de Satanás. Dios les envía