Página 221 - El Evangelismo (1994)

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La predicación de las verdades distintivas
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no habían asistido a ninguna iglesia, acuden a nuestras reuniones y
se convierten. La sencillez de la verdad llega hasta sus corazones.
Alcanza a todas las clases. Los devotos del tabaco sacrifican su
ídolo y los bebedores abandonan su licor. No podrían hacerlo si
no aceptaran por fe las promesas de Dios de perdonar sus pecados.
¿No vale la pena realizar un esfuerzo decidido para salvar a estas
almas?—
Carta 4, 1899
.
Comenzad la reforma por el fundamento
—El beber alcohol
estimula las más viles corrupciones y fortalece las propensiones
más satánicas... Al hacer frente a estas cosas, y ver las terribles
consecuencias de beber alcohol, ¿no haremos todo lo que está de
nuestra parte para alistar a tantos como podamos a fin de que ayuden
a Dios en la lucha contra este gran mal? A la base del hábito de beber
alcohol, yacen malos hábitos en el comer. Los que creen la verdad
presente deben rehusar beber té o café, porque excitan el deseo de
estimulantes más fuertes. Deben rehusarse a comer carne, porque
ésta también excita el deseo de bebidas fuertes. Los alimentos sanos,
preparados con gusto y habilidad, deben ser actualmente nuestro
régimen alimentario.
Los que no son reformadores en lo que respecta a la salud, se
tratan a sí mismos de una manera injusta e insensata. Por la compla-
cencia del apetito, se infieren daños terribles. Algunos pueden pensar
que la cuestión del régimen alimentario no es lo suficientemente
importante como para ser incluida en la religión. Pero tal cosa es un
gran error. La Palabra de Dios declara: “Si pues coméis, o bebéis,
o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios”. El tema de la
temperancia, en todos sus aspectos, tiene un lugar importante en la
obra de nuestra salvación. A causa de los malos hábitos del comer,
el mundo se está volviendo cada vez más inmoral.—
Carta 49, 1902
.
Trabajo personal por los intemperantes
—La obra misionera
no consiste meramente en predicar. Incluye trabajo personal en favor
de los que han abusado de su salud y se han colocado a sí mismos
donde no tienen poder moral para dominar sus apetitos y pasiones.
Ha de trabajarse tanto por estas almas como por las otras que están
en condición más favorablemente. Nuestro mundo está lleno de
personas que sufren.
Dios ha escrito su ley en todo nervio y músculo, en toda fibra y
función del cuerpo humano. La complacencia del apetito antinatural,
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