Página 222 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
ya sea por el té, el café, el tabaco o el alcohol, es intemperancia,
y se halla en guerra contra las leyes de la vida y la salud. Usando
estos artículos prohibidos, se crea una condición en el organismo,
que el Creador nunca se propuso que hubiera. Esta complacencia
en cualquiera de los miembros de la familia humana es pecado... El
comer alimentos que no producen buena sangre, es obrar en contra
de las leyes de nuestro organismo físico, y en violación de la ley de
Dios. La causa produce el efecto. El sufrimiento, la enfermedad y
la muerte, son la penalidad segura de la complacencia.—
Carta 123,
1899
.
La búsqueda del placer
—Muchos están buscando vanamente
la felicidad en las diversiones mundanas. Están anhelando algo que
no tendrán. Gastan su dinero en lo que no es pan, y su trabajo en
lo que no es hartura. El alma hambrienta y sedienta continuará con
hambre y sed por tanto tiempo como participe de estos placeres que
no satisfacen. Ojalá que cada una de estas personas escuche la voz
de Jesús: “El que tiene sed, venga”. Los que beben del agua viva no
tendrán más sed de placeres frívolos y diversiones excitantes. Cristo,
la fuente de la vida, es también la fuente de la paz y la felicidad.
Dios distribuye diversos talentos y dones a los hombres, no pa-
ra que permanezcan ociosos, no para que los empleen en obtener
diversiones o complacencia egoísta, sino para que constituyan una
bendición para otros al capacitarlos para llevar a cabo un traba-
jo misionero abnegado y ferviente.—
The Youth’s Instructor, 6 de
noviembre de 1902
.
Espectáculos, cinematógrafos y teatros
—La pasión dominan-
te de Satanás es pervertir el intelecto y hacer que los hombres anhelen
los espectáculos y las representaciones teatrales. La experiencia y el
carácter de todos los que se ocupan en esta obra estará de acuerdo
con el alimento dado a la mente.
El Señor ha dado evidencia de su amor por el mundo. No hubo
falsedad, ni teatralidad en lo que él hizo. Dio una dádiva viviente,
capaz de sufrir la humillación, el descuido, la vergüenza y el repro-
che. Esto lo hizo Cristo para poder rescatar a los caídos. Mientras
los seres humanos ideaban métodos y formas de destruirlo a él, el
Hijo del Dios infinito vino a este mundo para dar un ejemplo de la
gran obra que ha de hacerse para redimir y salvar al hombre. Pero
hoy en día el orgulloso y el desobediente están luchando para lograr