La predicación de las verdades distintivas
223
la mente en la verdad. Los que intentan corregir a otros, debieran
presentar las atracciones de Jesús. Debieran hablar de su amor y de
su compasión, presentar su ejemplo y sacrificio, revelar su espíritu, y
no necesitarán siquiera tocar el tema del vestido. No hay necesidad
de hacer del asunto del vestido el punto principal de vuestra religión.
Hay algo más valioso de lo cual hablar. Hablad de Cristo, y cuando
el corazón esté convertido, todo lo que no esté en armonía con la
Palabra de Dios, se eliminará. Es sólo trabajar en vano arrancar hojas
de un árbol vivo. Las hojas reaparecerán. El hacha debe ser puesta a
la raíz del árbol, y entonces las hojas caerán para no volver más.
A fin de enseñar a los hombres y mujeres el poco valor de las
cosas terrenales, debéis conducirlos a la fuente viva y llevarlos a
beber de Cristo, hasta que sus corazones estén llenos con el amor
de Dios y Cristo sea en ellos una fuente de agua que salte para vida
eterna.—
The Signs of the Times, 10 de julio de 1889
.
Limpiad la fuente y las corrientes serán puras. Si el corazón
es recto, vuestras palabras, vuestro vestido, vuestros actos serán
rectos.—
Testimonies for the Church 1:158 (1857)
.
[202]
La sencillez en el vestido
—Nos acercamos a la terminación de
la historia de este mundo. Se necesita ahora un testimonio claro
y directo, tal como se halla presentado en la Palabra de Dios, con
respecto a la sencillez del atavío. Esta debe ser nuestra preocupación.
Pero es demasiado tarde ahora para entusiasmarnos en hacer de este
asunto una piedra de toque. Los vestidos de nuestros hermanos
deben ser de lo más sencillo... No me ha sido dado ningún estilo
preciso como regla exacta para medir a todos en su vestir...
Nuestras hermanas deben ataviarse con hábito modesto. Deben
vestir con sencillez. Vuestros sombreros y vestidos no necesitan
los ornamentos adicionales que están puestos en ellos. Habéis de
vestiros con hábito modesto, con pudor y sobriedad. Dad al mundo
una ilustración viviente del adorno íntimo de la gracia de Dios.
Vístanse nuestras hermanas con sencillez, así como muchas lo hacen,
teniendo vestidos de buen material, durables, modestos, adecuados
a su edad, y no llene la mente el problema del vestido.—
Manuscrito
97, 1908
.