Página 23 - El Evangelismo (1994)

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El desafío a evangelizar
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revelará los resultados de esfuerzos bien dirigidos hechos ahora.—
Obreros Evangélicos, 27 (1915)
.
Embajadores de Cristo
—Ministros de Dios, con corazones ar-
dientes de amor por Cristo y vuestros semejantes, tratad de despertar
a los que están muertos en sus delitos y pecados! Penetren en sus
conciencias vuestras súplicas y amonestaciones. Enternezcan sus co-
razones vuestras oraciones fervientes, y los conduzcan arrepentidos
al Salvador. Sois embajadores de Cristo, para proclamar su mensaje
de salvación.—
Obreros Evangélicos, 35 (1915)
.
Cien obreros donde ahora hay uno
—Queda poco tiempo. En
todas partes se necesitan obreros de Cristo. Donde ahora hay uno
solo, debería haber cien obreros fervorosos y fieles, en la patria y en
las misiones extranjeras. Todavía no se ha trabajado a lo largo de las
rutas principales, y de los caminos secundarios. Habría que persua-
dir con urgencia a los obreros que ahora debieran estar dedicados
al trabajo misionero por el Maestro.—
Fundamentals of Christian
Education, 488 (1903)
.
Una distribución atinada de los hombres
—Los siervos de
Dios deben hacer planes para llevar a cabo una distribución ati-
nada de las fuerzas de trabajo a fin de realizar los propósitos de Dios
en la tarea de amonestar a las ciudades. Con frecuencia los obreros
que podrían ser de gran beneficio en las reuniones para el público,
están ocupados en otros trabajos que no les dejan tiempo para dedi-
carse al ministerio activo entre la gente. Los administradores, hasta
donde sea posible, deben procurar hallar hombres consagrados con
preparación en el campo comercial, para encomendarles la dirección
de los asuntos comerciales en los diversos centros de nuestra obra.
Hay que precaverse constantemente contra la tendencia a relacionar
con estos centros influyentes a hombres que podrían realizar un tra-
bajo mayor y más importante en la plataforma pública al presentar
las verdades de la Palabra de Dios ante los incrédulos.—
The Review
and Herald, 7 de abril de 1910
.
La profesión suprema
—Nadie debe degradar el ministerio
evangélico. Ninguna empresa debería dirigirse en tal forma que
arroje oprobio sobre el ministerio de la Palabra, porque éste no cons-
tituye una ocupación inferior. Los que rebajan el ministerio están
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humillando a Cristo. El ministerio, con sus diferentes derivaciones,
constituye la obra más elevada de todas; y siempre debería recordar-