Página 237 - El Evangelismo (1994)

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Afirmemos el interés
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en la que darían testimonios. Muchos tenían cosas excelentes para
decir...
Después de varias semanas, se hizo otro llamamiento a los que
habían decidido obedecer la verdad. Respondieron entre 25 y 30
personas. En esta reunión había varios ministros, y éstos dieron un
testimonio admirable.—
Carta 372, 1906
.
La respuesta de los oyentes a la verdad en el movimiento
de 1844
—Esta es la forma en que era proclamada en 1842, 1843
y 1844... El orador no pronunciaba palabras innecesarias, pero la
Escritura era presentada claramente. Con frecuencia se hacía un
llamamiento a los que creían las verdades que habían sido proba-
das por medio de la Palabra, y se los invitaba a levantarse, y como
resultado de esto respondía un gran número de personas. Se ofre-
cían oraciones en beneficio de los que deseaban recibir una ayuda
especial.—
Manuscrito 105, 1906
.
Reconozcamos las manifestaciones nuevas de convicción
A mis hermanos que ministran diría: Toda nueva manifestación
de convicción obrada por la gracia de Dios en las almas de los
no creyentes, es divina. Todo lo que podáis hacer para atraer a las
almas ai conocimiento de la verdad, es un medio de permitir que
brille la luz, la luz de la gloria de Dios, como brilla en el rostro
de Cristo Jesús. Guiad las mentes hacia Aquel que guía y dirige
todas las cosas. Cristo será el maná y el rocío espiritual para las
almas recién convertidas. En él no hay tiniebla alguna. A medida
que hombres de comprensión espiritual realicen estudios bíblicos
con ellos, diciéndoles cómo entregarse al poder del Espíritu Santo,
para que puedan estar firme y plenamente establecidos en la verdad,
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se irá revelando el poder de Dios.—
Manuscrito 105, 1906
.
Frecuentes invitaciones públicas
—Descartad toda apariencia
de apatía e inducid a la gente a pensar que hay vida o muerte en
estas solemnes cuestiones, según que las reciban o las rechacen.
Al presentar verdades decisivas, preguntad a menudo quién está
dispuesto ahora, después de haber oído ellos las palabras de Dios, y
después de haberles señalado su deber, a consagrar a Cristo Jesús
sus corazones y sus mentes con todos sus afectos.—
Carta 8, 1895
.
Hablad personalmente a los que hacen preguntas
—Al termi-
nar las reuniones, debe haber una investigación personal sobre el
terreno con cada uno. A cada uno se le debe preguntar cómo piensa