Página 242 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
La santificación se obtiene sólo por la práctica de la ver-
dad
—El hombre no debe leer solamente la Palabra de Dios, su-
poniendo que un conocimiento casual de esta Palabra producirá en
él una reforma del carácter. Esta obra puede realizarla tan solamente
Uno que es el camino, la verdad y la vida. Ciertas doctrinas de la
verdad pueden ser firmemente sostenidas. Pueden ser repetidas una y
otra vez, hasta que los que las sostienen piensen que en realidad están
en posesión de las grandes bendiciones que estas doctrinas represen-
tan. Pero pueden sostenerse las mayores y más poderosas verdades,
y sin embargo, ser mantenidas en el atrio exterior, donde ejercen
poca influencia para hacer completa y fragante la vida cotidiana. El
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alma no es santificada por la verdad que no se práctica.—
Carta 16,
1892
.
El profesar las doctrinas, o ci ser miembro de la iglesia no
reemplaza a la conversión
—Todas las personas, los encumbrados o
los humildes, si no están convertidos, se hallan en un pie de igualdad.
Los hombres pueden volverse de una doctrina a otra. Esto se hace y
continuará haciéndose. Los papistas pueden cambiar del catolicismo
al protestantismo; sin embargo, pueden no saber nada del significado
de las palabras: “Os daré corazón nuevo”. El aceptar nuevas teorías
y unirse con una iglesia no le da nueva vida a ninguna persona,
aun cuando la iglesia con la cual se una esté cimentada sobre el
fundamento verdadero. La relación con una iglesia no reemplaza a
la conversión. El aceptar el credo de una iglesia no es de ningún valor
para ninguna persona si el corazón no experimenta un verdadero
cambio...
Debemos tener más que una creencia intelectual en la verdad.
Muchos de los judíos estaban convencidos de que Jesús era el Hijo
de Dios, pero eran demasiado orgullosos y ambiciosos para entre-
garse. Decidieron resistir la verdad, y mantuvieron su oposición. No
recibieron la verdad en su corazón así como es en Jesús. Cuando la
verdad es considerada como la verdad únicamente por la concien-
cia; cuando el corazón no es estimulado y hecho receptivo, tan sólo
la mente resulta afectada. Mas cuando la verdad es recibida como
verdad por el corazón, ha pasado por la conciencia y ha cautivado
el alma con sus principios puros. Es colocada en el corazón por
el Espíritu Santo que revela su hermosura a la mente, para que su