Página 243 - El Evangelismo (1994)

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potencia transformadora se manifieste en el carácter.—
The Review
and Herald, 14 de febrero de 1899
.
La conversión como resultado de un esfuerzo unido
—En la
obra de rescatar a las almas perdidas que perecen, no es el hombre el
que efectúa la obra de salvarlas; es Dios quien trabaja con él. Dios
obra y el hombre obra. “Coadjutores somos de Dios”. Debemos
trabajar en diferentes formas e idear métodos distintos permitiendo
que Dios obre en nosotros para revelar la verdad y revelarlo a él
como el Salvador que perdona el pecado.—
Carta 20, 1893
.
Ayudad al pecador necesitado
—Instemos a tiempo y fuera
de tiempo, amonestando a los jóvenes, rogando a los pecadores,
manifestando el amor que Cristo tuvo por ellos. Cuando brota de los
labios del pecador el clamor: “¡Oh, mis pecados, mis pecados, temo
que sean demasiado graves como para ser perdonados!”, animad
su fe. Elevad a Cristo cada vez más arriba, diciendo: “He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Cuando se oye el
clamor: “Dios, sé propicio a mí pecador”, señalad al alma temblorosa
el refugio de un Salvador que perdona el pecado.—
Manuscrito 138,
1897
.
[216]
Los ángeles se regocijan
—La conversión de las almas a Dios
es la obra más grandiosa y más elevada en la cual los seres humanos
pueden tomar parte. En la conversión de las almas, se revelan la
tolerancia de Dios, su amor inconmensurable, su santidad y su poder.
Toda verdadera conversión lo glorifica, y hace que los ángeles pro-
rrumpan en cánticos. “La misericordia y la verdad se encontraron:
la justicia y la paz se besaron”.—
Carta 121, 1902
.
Reunid a los interesados
Muchos miran anhelosamente al cielo
—En todo el mundo,
hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones,
lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en
súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están
en el umbral del reino esperando únicamente ser incorporados a
él.—
Los Hechos de los Apóstoles, 80 (1911)
.
Id en pos de los perdidos
—Cuando nos empeñamos con todo
nuestro corazón en la obra, estamos estrechamente aliados con los
ángeles; somos colaboradores con los ángeles y con Cristo; y hay