Página 259 - El Evangelismo (1994)

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guerra contra toda característica mala. Entonces el que cree puede
aceptar comprensivamente la promesa: “Pedid, y se os dará”.
Mateo
7:7
.—
Joyas de los Testimonios 2:392, 393 (1900)
.
El examen de los candidatos
—La prueba del discipulado no
se aplica tan estrictamente como debiera ser aplicada a los que
se presentan para el bautismo. Debe saberse si están simplemente
tomando el nombre de adventistas del séptimo día, o si se colocan
de parte del Señor, para salir del mundo y separarse de él y no
tocar lo inmundo. Antes del bautismo, debe examinarse cabalmente
la experiencia de los candidatos. Hágase este examen, no de una
manera fría y manteniendo distancias, sino bondadosa y tiernamente,
señalando a los nuevos conversos el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. Háganse sentir a los candidatos para el bautismo
los requerimientos del Evangelio.
Uno de los puntos acerca de los cuales los recién convertidos a
la fe necesitarán instrucción, es el asunto de la indumentaria. Obrese
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fielmente con los nuevos conversos. ¿Son vanidosos en el atavío?
¿Albergan orgullo en su corazón? La idolatría del atavío es una
enfermedad moral. No debe ser introducida en la nueva vida. En la
mayoría de los casos, la sumisión a los requerimientos del Evangelio
exigirá un cambio decidido en la manera de vestir.
No debe haber negligencia al respecto. Por amor a Cristo, cuyos
testigos somos, debemos tratar de sacar el mejor partido de nuestra
apariencia. En el servicio del tabernáculo, Dios explicó todo detalle
concerniente a las vestiduras de los que ministraban delante de
él. Esto nos enseña que él tiene una preferencia con respecto a
la indumentaria de los que le sirven. Fueron muy específicas las
instrucciones dadas acerca de las vestiduras de Aarón, porque eran
simbólicas. Así la indumentaria de los que siguen a Cristo, debe
ser simbólica. En todas las cosas, hemos de ser representantes de
él. Nuestra apariencia en todo respecto debe caracterizarse por el
aseo, la modestia y la pureza. Pero la Palabra de Dios no sanciona el
hacer cambios en el atavío meramente por seguir la moda, a fin de
conformarse al mundo. Los cristianos no han de adornar su persona
con atavíos costosos o adornos caros.
Las palabras de la Escritura acerca de la indumentaria deben ser
consideradas cuidadosamente. Necesitamos comprender lo que el
Señor del cielo aprecia, aun en lo referente a vestir el cuerpo. Todos