Afirmemos el interés
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Una advertencia a los evangelistas y los pastores
—Nuestros
hermanos en el ministerio están fallando definidamente en hacer su
obra según los métodos establecidos por el Señor. Fallan en presentar
a cada hombre perfecto en Cristo Jesús. No han obtenido experiencia
espiritual mediante la comunión personal con Dios, ni un verdadero
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conocimiento de lo que constituye el carácter cristiano; por lo tanto
muchas personas son bautizadas sin estar en condición de recibir
este rito sagrado, porque aún están unidas al yo y al mundo. No han
visto a Cristo ni lo han recibido por fe.—
The Review and Herald, 4
de febrero de 1890
.
Un punto débil de nuestra evangelización
—La llegada de
miembros que no han sido renovados en su corazón y reforma-
dos en su vida, es una fuente de debilidad para la iglesia. Este hecho
se ignora a menudo. Algunos pastores e iglesias están tan deseosos
de obtener un aumento del número que no presentan un testimonio
fiel contra los hábitos y prácticas no cristianos. A los que aceptan la
verdad no se les enseña que no pueden ser mundanos en su conducta
mientras son cristianos de nombre, y estar seguros. Hasta aquí han
sido súbditos de Satanás. De aquí en adelante han de ser súbditos de
Cristo. La vida debe dar testimonio de que han cambiado de guía.
La opinión pública favorece una profesión del cristianismo. Se
requiere poca abnegación o sacrificio para adoptar una forma de
piedad y para tener el nombre inscripto en el libro de la iglesia. Por
lo tanto, muchos se unen a la iglesia sin llegar a estar previamente
unidos con Cristo. En esto triunfa Satanás. Tales conversos son sus
agentes más eficaces. Sirven como señuelo para otras almas. Son
falsas luces, y tientan a los incautos induciéndolos a la perdición. Es
en vano que los hombres traten de hacer la senda del cristiano amplia
y agradable para los mundanos. Dios no ha alisado ni ensanchado el
camino angosto y escarpado. Si hemos de entrar en la vida, debemos
seguir la misma senda que Jesús y sus discípulos recorrieron: la sen-
da de la humildad, de la abnegación y del sacrificio.—
Testimonies
for the Church 5:172 (1882)
.
Nuestro blanco: miembros verdaderamente convertidos
—
Los pastores que trabajan en los pueblos y en las ciudades para
presentar la verdad, no deben sentirse contentos, ni deben pensar
que su obra está terminada, hasta que los que han aceptado la teoría
de la verdad perciban verdaderamente el efecto de su poder santifica-