Página 304 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
La causa de la apostasía de los miembros nuevos
—Debe gra-
barse en la mente de todos los nuevos conversos la verdad de que
el conocimiento permanente puede adquirirse únicamente por labor
ferviente y estudio perseverante. Por lo común, los que se convierten
a la verdad que predicamos no han sido antes estudiantes diligentes
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de las Escrituras; porque en las iglesias populares se realiza poco
verdadero estudio de la Palabra de Dios. La gente espera que los
predicadores escudriñen las Escrituras en su lugar y le expliquen lo
que ellas enseñan.
Muchos aceptan la verdad sin cavar hondo para comprender
sus principios fundamentales; y cuando ella encuentra oposición,
se olvidan de los argumentos y pruebas que la sostienen. Han sido
inducidos a creer la verdad, pero no han sido plenamente instruidos
acerca de lo que es, ni han sido llevados de un punto a otro en el
conocimiento de Cristo. Demasiado a menudo su piedad se vuelve
formal, y cuando dejan de oír los llamamientos que los desperta-
ron, se quedan espiritualmente muertos.—
Obreros Evangélicos, 381
(1915)
.
Cómo tratar con los descarriados
—Los que han sido enviados
por Dios para hacer una obra especial serán llamados a condenar las
herejías y los errores. Deben manifestar caridad bíblica hacia todos
los hombres, presentando la verdad como es en Jesús. Algunos serán
muy fervientes y celosos en su resistencia a la verdad; pero aun
cuando sus faltas deban ser expuestas en forma resuelta y sus malas
prácticas condenadas, debe demostrarse longanimidad, paciencia y
tolerancia hacia ellos. “Recibid a los unos en piedad, discerniendo:
mas haced salvos a los otros por temor, arrebatándolos del fuego;
aborreciendo aun la ropa que es contaminada de la carne”.
La iglesia puede ser llamada a despedir de su feligresía a los que
no se corrijan. Es un deber doloroso que ha de hacerse. Ciertamente
es un paso triste y no debe tomarse hasta que todos los demás medios
de corregir y salvar al que está en el error hayan fracasado.
Cristo nunca hizo la paz a costa de transigencias. Los corazones
de los siervos de Dios sobreabundarán en amor y simpatía por los
errantes, como se los representa en la parábola de la oveja perdida;
pero no tendrán palabras suaves para el pecado. Manifiestan la más
fiel amistad los que reprueban el error y el pecado sin parcialidad y
sin hipocresía. Jesús vivió en medio de una generación pecaminosa