Página 308 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de
todos”.
El honesto buscador de la verdad no presentará la ignorancia
de la ley como una excusa por la transgresión. La luz estaba a
su alcance. La Palabra de Dios es sencilla, y Cristo ha ordenado
escudriñar las Escrituras. Reverencia la ley de Dios como santa, justa
y buena, y se arrepiente de su transgresión. Por fe, reclama la sangre
expiatoria de Cristo y se ase de la promesa del perdón. Su primer
bautismo no lo satisface ahora. Se ha visto pecador, condenado por
la ley de Dios. Ha experimentado de nuevo la muerte al pecado, y
desea ser sepultado otra vez con Cristo por medio del bautismo, para
poder levantarse y andar en novedad de vida. Una conducta tal se
halla en armonía con el ejemplo de Pablo al bautizar a los conversos
judíos. Ese incidente fue registrado por el Espíritu Santo como una
lección instructiva para la iglesia.—
Sketches From the Life of Paul,
133 (1883)
.
No ha de convertirse en una prueba para los nuevos creyen-
tes
—El tema del bautismo por segunda vez debe ser manejado con
gran cuidado. Después que se ha presentado la verdad sobre el asun-
to del sábado y otros puntos importantes de nuestra fe, y las almas
manifiestan el valor moral para hacer su resolución en favor de la
verdad, verán este asunto a la luz de la Biblia si están plenamente
convertidas. Pero, algunas personas han manejado estos problemas
en forma insensata y Dios ha manifestado su reprobación sobre este
asunto en muchas ocasiones. Los que colocan este tema del segundo
bautismo en primera línea, haciéndolo algo de tanta importancia
como la cuestión del sábado, no están dejando la impresión correcta
sobre la mente ni presentando en forma adecuada el tema. Se necesi-
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ta gran discriminación para presentar las verdades relacionadas con
el sábado, manejando correctamente la Palabra, dando a cada uno la
porción de alimento a su debido tiempo.
Los que levantan la cruz del sábado tienen una tremenda batalla
que librar contra el yo y contra los intereses egoístas que se inter-
pondrían entre sus almas y Dios. Luego, cuando han dado este gran
paso y sus pies han sido colocados sobre la plataforma de la verdad
eterna, deben tener tiempo para acostumbrarse a su nueva posición,
y no ser apremiados sobre el asunto del segundo bautismo. Nadie