Página 357 - El Evangelismo (1994)

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Obra personal
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Amad a las almas como Cristo las amó
—Se nos pide que
amemos a las almas como Cristo las amó, que sintamos un anhelo del
alma por que los pecadores se conviertan. Presentad el incomparable
amor de Cristo. Ocultad el yo de la vista.—
Manuscrito 42, 1898
.
Las visitas de casa en casa
La obra de casa en casa
—No solamente ha de presentarse la
verdad en las asambleas públicas; ha de hacerse obra de casa en
casa. Efectúese este trabajo en el nombre del Señor.—
The Review
and Herald, 11 de agosto de 1903
.
Esta labor de casa en casa, para buscar a las almas, para recoger
a las almas perdidas, es la obra más esencial que pueda realizarse.—
Carta 137, 1898
.
[317]
El propósito del trabajo de casa en casa
—Nuestros miembros
cometen un gran error cuando, después de celebrar una serie de
reuniones al aire libre y de ganar a unas pocas almas, desarman las
carpas y piensan que ya han cumplido con su deber. Su obra tan sólo
ha comenzado. Han predicado doctrinas que son nuevas y extrañas
para la gente que las ha oído, y luego dejan que los pájaros se coman
la semilla sembrada, o bien que la plantita se marchite por falta de
humedad...
Después de haber presentado la verdad a las almas, hay ministros,
amigos y conocidos que están dispuestos a recoger las semillas si
es posible. Estas aves humanas hacen que la verdad aparezca como
error y no dan reposo a la persona convencida de culpa hasta que
han devorado la semilla mediante declaraciones falsas.
¿Qué debería hacerse? Después de terminadas las reuniones
campestres hay que establecer una misión. Hay que organizar en
un equipo a los mejores obreros que sea posible encontrar para que
vendan nuestras publicaciones y también regalen revistas y folletos
a los que no pueden comprar. La obra preparatoria que se realiza no
tiene ni la mitad del valor de la obra que debe realizarse después de
las conferencias.
Después que la gente ha oído las razones de nuestra fe, hay
que comenzar el trabajo de casa en casa. Hay que familiarizarse
con la gente y leerles las preciosas palabras de Cristo. Hay que
destacar entre ellos a Jesús crucificado, y los que han escuchado los